- Cinco días que abrieron el partido
- Un debate interno que antes o existía
- Meses de filtraciones
- De quejas privadas a denuncias públicas
- Ferraz pretende una renovación territorial profunda
La apertura de diligencias por parte del juez Juan Carlos Peinado el pasado abril contra Begoña Gómez, llevó a su marido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a anunciar cinco días de reflexión en los que decidiría si dimitir y continuar en el cargo. Finalmente, optó por seguir como líder del Ejecutivo, pero abrió una brecha interna sin precedentes durante desde su mandato como secretario general del Partido Socialista. Los dirigentes territoriales, que hasta entonces no habían mantenido una comunicación muy fluida por miedo a sospechas de Ferraz, intensificaron sus contactos ante la posibilidad de verse sin líder de la noche a la mañana, según confirman fuentes territoriales del PSOE a Confidencial Digital.
Esas conversaciones se han prolongado el tiempo y han permitido a los barones afrontar, en privado, debates sobre la situación interna de la formación que han terminado derivando en la denuncia pública de mandatarios federales como Luis Tudanca en Castilla y León, o Juan Lobato en la Comunidad de Madrid. Ambos han manifestado en las últimas semanas su disconformidad con la actuación de la secretaría de Organización, dirigida por Santos Cerdán, al que acusan de filtrar informaciones a medios no afines con ataques personales y candidatos alternativos de cara a los próximos comités territoriales.
Cinco días que abrieron el partido
Los cinco días de reflexión de Sánchez han provocado más movimiento del que esperaba el presidente. Mientras buscó calles abarrotadas y un apoyo firme de todo el partido, encontró un respaldo popular menor y menos dirigentes de los que preveía cerrando filas en torno a él y a Gómez. La decisión no fue del todo entendida internamente, y dirigentes territoriales advirtieron —de espaldas a Ferraz— que en vez de entenderse como un alegato contra la cultura de la desinformación y los bulos, extendida en las democracias occidentales, se estaba adquiriendo un tinte populista de culto al líder.
Además, los dirigentes socialistas sin previo aviso sin un secretario general que ha dominado interna y territorialmente el partido, consiguiendo que casi todos los barones defendieran políticas difícilmente justificables desde sus territorios —como la ley de amnistía para todos los encausados por el procès o la reforma del sistema de financiación de Cataluña pactado con Esquerra Republicana—.
Un debate interno que antes o existía
Los dirigentes autonómicos comenzaron a hablar sobre la situación del partido en aquellos días. Reuniones y conversaciones que antes no se producían con frecuencia por el miedo a «salir en la foto» y que Ferraz considerase que se tramaban estrategias de espaldas a la dirección federal. Pero desde el pasado 24 de abril, cuando ElConfidencial.com publicó que un magistrado imputaba a Gómez y provocó el inesperado anuncio del presidente, los dirigentes fueron conscientes de la dependencia que tenía el partido de su secretario general.
Una observación que se añade a la sensación de que aquellas jornadas de descanso potenciaron la idea del culto al líder. Distintos barones comenzaron a dialogar e intercambiar opiniones sobre la deriva del PSOE y acerca de la reestructuración del partido si el presidente decidía renunciar. Estos contactos se han mantenido todos estos meses, analizando críticamente algunas decisiones de Ferraz que han enfadado a varias federaciones.
Meses de filtraciones
Tanto Tudanca como Lobato han denunciado públicamente un juego sucio desde su partido propio de la «máquina del fango», los términos que utilizó el presidente en aquellos días para calificar la «campaña de bulos» contra su esposa. La referencia que no es casualidad. Tras la decisión de Sánchez de mantenerse en la Moncloa y al frente del PSOE, las conversaciones entre territorios ya no versaban tanto sobre una posible época post Sánchez— que el propio líder enterró—, sino sobre algo que tenían en común. Noticias en medios no afines a los socialistas sobre posibles candidatos alternativos al propio Tudanca, Lobato o cualquiera de los dirigentes que han dejado de tener el apoyo de Ferraz.
De quejas privadas a denuncias públicas
A dos meses del 41 Congreso Federal del partido, en el que Pedro Sánchez resultará elegido como secretario general —con el apoyo de estos barones que han tomado una actitud más crítica—, han terminado estallando en la cara a Ferraz lo que hasta ahora eran pareceres que se habían mantenido en la intimidad. A las denuncias de Tudanca se ha sumado Lobato y también una facción andaluza que no ve con buenos ojos la continuidad de Juan Espadas, actualmente portavoz del grupo parlamentario en el Senado, para hacer frente a Juan Manuel Moreno Bonilla.
Ferraz pretende una renovación territorial profunda
La dirección federal del PSOE tiene en mente renovar el liderazgo de Sánchez para después hacer lo propio con las distintas secretarías autonómicas. En Andalucía, Ferraz cada vez tiene más clara la continuidad de Espadas ante la falta de un candidato que pueda hacer sombra a la potencia electoral de Moreno Bonilla. En Aragón, Javier Lambán, crítico con la dirección del partido, aún mantiene mucho poder territorial y la posibilidad Pilar Alegría como sustituta del que fuera expresidente de la comunidad, se ha difuminado en las últimas semanas.
En Castilla y León, y la Comunidad de Madrid, se esperan cambios. La cúpula no ve con buenos ojos la continuidad de ninguno de los dos barones, aunque tampoco ha comenzado a armar alternativas. Las primarias no se celebrarán hasta después del Congreso, como se ha acordado con Ferraz, y será tras la celebración de dicho evento cuando se espera que la dirección federal mueva ficha en favor de candidatos alternativos a los actuales.
Todo se enmarca dentro de una estrategia de potenciar los liderazgos territoriales. La dirección socialista quiere aprovechar que el carrusel electoral terminó en junio para afrontar cuanto antes todos los liderazgos internos. De ahí que el primero sea el Congreso para después cambiar o reforzar las distintas secretarías federales, trabajar en armar un proyecto alternativo al PP y comenzar a prepararse para remontar en las autonómicas de 2027.