Tras el ataque letal que tuvo lugar anoche en una base de entrenamiento de Golani, la Fuerza Aérea de Israel ha establecido como prioridad la eliminación total de la Unidad 127 de Hezbolá, que es la encargada de la producción, el mantenimiento y la operación de sus vehículos aéreos no tripulados.

La recopilación de información y los ataques aéreos en curso se centrarán en eliminar a todos los integrantes de esta unidad.

El ataque aéreo, que se saldó con la muerte de cuatro soldados y dejó a numerosos heridos, involucró múltiples frentes. En este operativo, se lanzaron cohetes de corto alcance hacia el norte, además de tres cohetes de precisión dirigidos a Haifa y el uso de tres drones. De estos, uno fue abatido por la marina y otro interceptado por el sistema Cúpula de Hierro.

El tercer dron fue perseguido por aviones y helicópteros israelíes, que realizaron dos disparos en su dirección. Las medidas de guerra electrónica no lograron desorientar al vehículo aéreo no tripulado, que desapareció de los radares a una distancia de 48 kilómetros al noreste de Acre, siendo asumido que se había estrellado.

La investigación llevada a cabo por la IAF respecto a este incidente reveló que el dron apareció nuevamente en los radares durante un minuto en la media hora transcurrida entre su desaparición y el ataque. Sin embargo, las fuerzas no lo identificaron como un dron en ese momento.

En el espacio aéreo israelí, hay cientos de objetos voladores en todo momento, incluyendo aves, lo que complica la identificación de un dron que aparece de forma inesperada.

La policía también informó a la IAF sobre avistamientos de una aeronave sospechosa en las cercanías de Yokne’am, la cual podría haber sido el dron en cuestión.

Desde el inicio de la guerra, se han lanzado aproximadamente 1.200 drones contra Israel, y 221 han logrado eludir las defensas israelíes.

Como resultado de este incidente, la Fuerza Aérea ha decidido expandir las áreas de alerta, lo que conllevará un aumento en las sirenas y, por ende, más falsas alarmas. También se adoptará la estrategia de asumir que un dron sigue volando una vez que desaparezca del radar, considerándolo estrellado únicamente cuando se cuenten con evidencias concretas.

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