La difusión de las fotografías y los audios entre Juan Carlos I y Bárbara Rey ha abierto un nuevo escenario en las polémicas del rey emérito. Tantos romances y fiestas del rey Juan Carlos llevaron a la Casa Real española a estar envuelta en un entramado de pagos millonarios y chantajes destinados a proteger la imagen del rey emérito. Y aunque ahora Bárbara Rey aparece como azote del Gobierno de Pedro Sánchez -a la vista está la pulsera con la que apareció en televisión en la que se podía leer ‘Gobierno dimisión’-, recibió millones de pesetas del Gobierno de España.

Por ejemplo, para silenciar a la vedette Bárbara Rey, quien mantenía en su poder fotos, vídeos y audios que evidenciaban una relación extramatrimonial del monarca, se desarrolló la conocida como Operación Persa, involucrada en pagos secretos para silenciarla.

Estos documentos, de haberse filtrado, habrían supuesto un golpe mortal a la estabilidad de la Monarquía en los años noventa y primeros años del nuevo milenio, razón por la que los gobiernos de Felipe González y José María Aznar desarrollaron esta operación.

Sin embargo, lo que comenzó bajo la presidencia de Felipe González y continuó con José María Aznar llegó a su fin con José Luis Rodríguez Zapatero. En 2004, cuando Zapatero cogió las riendas de la presidencia del Gobierno, tomó la decisión de cerrar el grifo de los pagos a Bárbara Rey, poniendo fin a una práctica que había drenado fondos públicos durante una década. Estos pagos no solo comprometían el uso de dinero del Estado, sino que también alimentaban un esquema de encubrimiento que protegía al rey emérito de las consecuencias de su vida privada.

Entre 1994 y 2000, se entregaron más de 600 millones de pesetas (3,6 millones de euros) en varias entregas para comprar su silencio, tal y como ha publicado este domingo El País.

Años más tarde, José María Aznar, aunque mostró su descontento con esta práctica, no hizo esfuerzos significativos para detener el flujo de dinero. Bajo su presidencia, los pagos continuaron hasta el año 2000, y aunque intentó distanciarse del rey emérito, permitiendo que el calendario de pagos siguiera su curso, el Gobierno continuó canalizando fondos para garantizar la discreción de Bárbara Rey.

La pulsera de Bárbara Rey en televisión

Bárbara Rey, el pasado mes de julio, fue protagonista en la televisión, cuando fue a Lazos de sangre con un outfit muy patriota, con un vestido rojo y una pulsera de España en su mano derecha que escondía el mensaje de ‘Gobierno dimisión’.

Esta pulsera desató un gran número de críticas en redes sociales, y Bárbara Rey llegó a compartir en sus stories de Instagram alguno de los que la apoyaban: “Grande y valiente. Bárbara Rey, una mujer de toda la vida. Una mujer sin miedo a nada ni a nadie. Con su pulsera de ‘Gobierno dimisión’. Mujeres que nos representan a todos los españoles de bien”.

Una pulsera que sorprende cuando ha recibido millones de euros del Estado, bajo diferentes gobiernos. Ahora, cuando los actuales gobiernos ya no le hacen estos millonarios pagos, ya protesta contra ellos.

Todavía quedan audios y vídeos por publicar

Pero la polémica no ha llegado a su fin, ya que todavía quedan tres vídeos y más audios de material comprometido contra el rey emérito y que tienen como protagonista a Bárbara Rey.

Aunque la publicación de fotos y audios entre la vedette y el exmonarca ha sido suficiente para avivar el morbo mediático y desenterrar viejos secretos de alcoba, existen tres vídeos que nunca han visto la luz y que aún permanecen como una amenaza latente sobre la ya dañada imagen del rey emérito, tal como ha publicado ElPaís.


Se trata de grabaciones que supuestamente fueron realizadas en la propia casa de Bárbara Rey. Según relata el artículo, uno de estos vídeos fue grabado en el comedor de la vivienda, mientras que los otros dos fueron filmados en el dormitorio. Lo más impactante es que estos últimos fueron registrados por Ángel Cristo Jr, el hijo de la vedette, quien se habría escondido en un armario para captar las escenas íntimas entre su madre y Juan Carlos I.

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) se hizo con las cintas en su momento, pero nadie puede asegurar que no existan copias. Al igual que ocurrió con las fotos y los audios, que estuvieron circulando durante años en busca del mejor postor, estos vídeos representan una bomba de relojería que podría reavivar los escándalos de la vida privada del rey emérito.

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