María Pérez es un referente del deporte. Su palmarés así lo avala, su discurso aún más. La ‘granaína’, como le gusta que le llamen, es la mejor atleta española de la actualidad. Campeona europea en Berlín, doble título mundial en Budapest (20km y 35km) y oro olímpico en el relevo mixto en los Juegos Olímpicos de París junto a su amigo y confidente Álvaro Martín. A María le quedan pocos retos que alcanzar, quizás el primer cajón del podio en Los Ángeles y otro mucho más ambicioso: la maternidad.
A París llegó justa de preparación. Una lesión en el sacro, en el «culo» como ella dice, le minó física y mentalmente, le puso con los pies en la tierra y decidió refugiarse en la familia, en los suyos, los que nunca fallan. “Cuando recibí el informe y vi ‘fractura’ me quedé blanca. Pero todo en esta vida tiene una parte buena y una parte mala. Lo malo es que a las dos semanas de ir con muletas me subía por las paredes. La buena, tuve más tiempo para estar con la familia”, aseveraba la atleta de Orce.
Durante la convalecencia, su abuela sufrió un ictus y eso le permitió reconectar con sus orígenes. Volver a su tierra y pasar tiempo con sus seres queridos: “Siempre he dicho que la sociedad debe devolverle a las personas mayores lo que nos han dado. Pude estar con mi abuela, jugar a la brisca, compartir momentos con ella y eso me ayudó a no obcecarme con la lesión”.
A Álvaro Martín lo he disfrutado como compañero. Tengo que seguir sus pasos y tener la misma manera de pensar para, entre todos, ayudar a que la marcha atlética sea tratada como se merece
El adiós de Álvaro
Y le fue de perlas. A pesar de todos los infortunios, en los Juegos Olímpicos logró la plata en los 20 kilómetros y días más tarde se coronó junto a Álvaro Martín en el relevo mixto, prueba que se estrenó en París y que se espera que continúe en Los Ángeles. Deberá ser sin Álvaro Martín. El extremeño colgó las zapatillas y lo anunció en un acto en Mérida, donde le reconocieron con la Medalla de Extremadura. Ahí estaba María Pérez, que no pudo evitar las lágrimas sobre el escenario. “Cuando empecé a escuchar los discursos me dí cuenta. Pensaba que iba a aguantar un año más, hasta los Mundiales de Tokio. He tenido la suerte de estar en ese momento con él. Lo he disfrutado como compañero, como amigo, lo voy a echar de menos, pero va a seguir muy vinculado al atletismo y lo voy a tener de ayuda”, reconocía la andaluza.
Álvaro Martín es una persona clave en la trayectoria de María Pérez, tal y como ella misma admite. La pareja se ha roto pero en el imaginario colectivo quedará para siempre ese abrazo eterno después de haber conseguido el oro. Eso, y el haber hecho felices a millones españoles, conectados al televisor y sufriendo con ellos en cada zancada, en cada metro recorrido. “Él reivindicaba mejoras en el atletismo, yo voy a seguir haciéndolo. Tengo que seguir sus pasos y tener la misma manera de pensar para, entre todos, ayudar a que la marcha atlética sea tratada como se merece”.
Después de París, María Pérez no desconectó por completo. Sus vacaciones fueron viajar a Italia y ver cómo se vive el atletismo en el país transalpino. Y extrajo muchas conclusiones. Italia es un país que siempre obtiene un gran rendimiento en las citas olímpicas. La clave, los deportistas son profesionales: “Son policías, bomberos, guardias civiles… Al margen de tu deporte tienes tu profesión. Tienen un salario mensual por un trabajo que hacen. En España, si no te retiras joven, cuando llegas a una empresa con 30 o 35 años ya eres mayor. No te quieren”.
Quiere ser madre
Los Ángeles queda lejos, en distancia y tiempo. La ‘granaína’, sin embargo, tiene la cita olímpica en mente. Para entonces tendrá 32 años y podría ser un excelente momento para cerrar el círculo. María, no obstante, quiere disfrutar lo ganado. Se lo merece. Ser doble medalla olímpica es algo que no se consigue todos los días. Estará en Tokio y su objetivo es la cita californiana de 2028, aunque sin obsesionarse con ello: “Va a ser mi último ciclo olímpico. Luego quiero ser madre. Lo tengo muy claro. No sé si eso será un punto y seguido o un punto final, pero quiero la maternidad. Con 32 años me lo merezco también. He hecho cosas muy bonitas en la vida, pero ser reina en la cabalgata de reyes de Granada y ver las caras de felicidad de padres e hijos. Daría todas las medallas que tengo por volver a vivir esa experiencia”.