Sepan que no sólo las religiones tienen monjes sino que pueden darse en casi cualquier disciplina. El doctor Diego González Rivas es un caso bien extremo en esta suerte de sacerdocio que para él es la cirugía torácica. A los 36 años creó una técnica quirúrgica con la que evita abrir en canal a los enfermos y vencer sus costillas con la acción de un gato hidráulico: armado de su instrumental personal, a través de una sola incisión de 3 centímetros extrae los tumores y patologías más mortíferos sin miedo a causar daños colaterales derivados del brutal impacto que supone la cirugía abierta.

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