Había un concierto apuntado en el calendario con la marca de «cita obligatoria». La expectación que causaban en el segundo día de Rocanrola era digna de un estudio sociológico. Natos y Waor no se pierden una edición del festival al que da nombre una de sus canciones porque el recibimiento que encuentran en él es siempre apoteósico. Son los líderes de la cultura urbana actual. Siendo republicanos declarados en sus políticas canciones, mantienen la corona de un rap hecho con descaro y pasotismo, donde lo que brilla no son las voces, sino lo que se dice. Y más importante aún, cómo se dice. Ayer demostraron qué significa ser un hijo de la ruina en una velada en la que también estuvo presente el aclamado Recycled J.
La segunda jornada del festival de hip hop más importante del país desvelaba todas sus sorpresas con la apertura del tercer escenario y la zona Living Park, donde las batallas de gallos, el skate y el baloncesto encontraron un espacio para condimentar la música con actividades paralelas. A nivel artístico, fue un día marcado por el derroche de grandes rostros del género como Sho-Hai, Juancho Marqués, Ill Pekeño & Ergo Pro, El Chojín o Hard GZ. Donde resurgieron colaboraciones como la emotiva aparición de Elane, Santa Salut y K1za en el concierto de Tribade.
Porque si lo que se vivió el primer día era algo apoteósico, lo del segundo fue una cuestión sin precedentes. Un cartel donde era imposible que no se solapasen gustos individuales, donde los miles de asistentes disfrutaron agolpados a lo largo y ancho de un recinto Multiespacio Rabasa en el que no cabía ni un alfiler y donde se reivindicó la cultura urbana de ayer y de hoy. La nueva ola del rap nacional se vio representada con artistas de la talla de Las Ninyas del Corro, Ill Pekeño & Ergo Pro o Sosad; pero las mentes más clásicas tuvieron la oportunidad de disfrutar de las actuaciones de otros nombres como Rapsusklei, Zpu, Duo Kie o El Chojín.
En un momento donde el público tiende a crear rencillas sobre las diferentes épocas que ha vivido el género, Rocanrola las junta todas para mostrar una convivencia estilística e incluso ideológica. La idea de entender el género ya no es la misma, pero todavía no está perdida la lucha y los nuevos MCs siguen teniendo presente las raíces del movimiento. Y ver entre el público a personas de varias generaciones le da al rap patrio eso que tanto le faltaba: unión. Porque hasta el día de ayer, a este género no le había dado tiempo a envejecer y, en cambio, ahora está mostrando en su propia piel la evolución de los años. Algo importante para poder trascender en el tiempo.