Han pasado 40 años desde aquel día, pero para muchos de sus protagonistas las heridas siguen abiertas. En la madrugada del 12 de octubre de 1984 una bomba estalló en el Grand Hotel de Brighton (Inglaterra), en el sur de Inglaterra, donde el Partido Conservador celebraba su conferencia anual. El objetivo de los terroristas del IRA estaba claro: acabar con la vida de la entonces primera ministra, Margaret Thatcher. Un atentado que se llevó por delante la vida de cinco personas e hirió a otras 34 y que marcó una de las etapas más tensas entre el Gobierno británico y la banda terrorista en tres décadas de violencia sectaria en Irlanda del Norte. Thatcher salió ilesa, pero su destino podría haber sido muy diferente de no ser por la suerte.

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