La excelente ‘El baño del diablo’, de Veronika Franz y Severin Fiala, seleccionada por Austria para la carrera por el Oscar al mejor filme internacional, ha sido la mejor película vista en competición en Sitges según el jurado compuesto por la programadora Lisa Dreyer, el escritor y músico Stephen Thrower (ex Coil) y los cineastas Christophe Gans, Fred Dekker y Carlota Pereda. «Es una gran película a todos los niveles», ha dicho Gans para justificar la decisión. «Empezando por esa fotografía tan pictórica y siguiendo, por ejemplo, por el trabajo de su actriz protagonista [Anja Plaschg]; la escena de la confesión ha sido el momento álgido del festival». También el jurado de la crítica y el jurado Carnet Jove se han decantado por celebrar la obra (maestra) de Franz y Fiala, quienes ya salieron premiados de Sitges hace una década (Méliès de Plata) por ‘Goodnight mommy’.
A la vez inmersivo drama de época y ejemplo raro de terror actual sin guiños cómplices al espectador, ‘El baño del diablo’ se basa en documentos históricos sobre casos de una poco conocida epidemia criminal y autodestructiva que asoló zonas de Europa de habla germana en los siglos XVII y XVIII. Personas con impulsos suicidas, sobre todo mujeres, cometían crímenes capitales con el fin de poder ser detenidas y absueltas por un sacerdote y acceder así al otro lado sin miedo a la condenación eterna a la que les habría condenado el suicidio, que no se puede confesar.
«Supimos de ello escuchando a la historiadora Kathy Stuart en el pódcast ‘This American life'», explicaba la codirectora Veronika Franz en entrevista con El Periódico hace unos días. «Explorando sus archivos encontramos los interrogatorios a una campesina llamada Eva Lizlfellnerin. Sus respuestas, en las que hablaba de tristezas y sueños, de su vida diaria, nos llegaron al alma. En los libros de historia no se explican estas vidas».
Otros premios destacados
El jurado oficial fantástico ha otorgado su premio especial al megaéxito del terror coreano ‘Exhuma’, de Jang Jae-hyun. Otro hit reciente del cine asiático, esa (auto)reivindicación de la acción hongkonesa llamada ‘Twilight of the warriors: Walled in’, ha obtenido el premio a la mejor dirección (Soi Cheang). La gran Kristine Froseth (protagonista de series como ‘Buscando a Alaska’ y ‘The Buccaneers: aristócratas por amor’) ha sido distinguida con el premio a mejor actriz por su trabajo en ‘Desert Road’, de Shannon Thriplett. Dos veteranos de la interpretación, John Lithgow y Geoffrey Rush, se han llevado ex aequo el de mejor actor por su trabajo en ‘The rule of Jenny Pen’, de James Ashcroft.
Además de ‘Desert Road’, otras muestras de cine indie estadounidense han salido del festival con uno o varios premios: ‘A different man’, con el de mejor guion (su también director Aaron Schimberg), y la revelación ‘Strange darling’, de JT Mollner, con los de mejor fotografía (el actor Giovanni Ribisi debutando en estas lides) y, como vaticinamos en estas páginas, mejor película según el público.
Ya en las secciones paralelas, han sido destacados títulos como ‘A desert’, de Joshua Erkman (mejor largometraje de Noves Visions); ‘Memorias de un caracol’, de Adam Elliot (mejor largometraje de Anima’t); ‘Zero’, de Jean Luc Herbulot (mejor película de Òrbita) o ‘Mi bestia’, de Camila Beltrán (mejor película de Blood Window).
Echando de menos el Retiro
Mònica Garcia i Massagué, directora general de la Fundació Sitges, comentó que el festival se encuentra actualmente, a falta de dos días para su finalización, «en un 0,5% menos de recaudación [827.124,75 euros] respecto al año pasado; estamos notando la pérdida del Retiro«. Por otro lado, Ángel Sala, director artístico del certamen, ha remarcado que están satisfechos con la recuperación del Escorxador y que es un espacio que «ha venido para quedarse».