Ayuso declama que «ETA está más fuerte que nunca», con lo cual resucita a la banda terrorista extinguida hace trece años. Dado que su único sentido era el crimen, seguir hablando de ETA en términos de vitalidad presente implica en sentido literario y no literal una exaltación de la banda asesina disuelta. Se le reconoce el mérito de la supervivencia. En lugar de respetar la indiferencia de los ciudadanos tranquilizados por la extinción del terror de matriz vasca, se les condena a seguir en vilo. Si a la presidenta madrileña le asistiera la razón, el terrorismo seguiría destacado entre las preocupaciones de los españoles. Casi da vergüenza reseñar los asuntos, incluso futbolísticos, que conmueven a la opinión pública por encima del separatismo violento.

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