Al aficionado medio del mundo del tenis seguramente tenga en su memoria el año 2004 como el que empezó a sonarle un nombre continuamente. Rafael Nadal. El mallorquín enamoró a España en la final de la Copa Davis disputada en Sevilla, cuando destrozó a un Andy Roddick que bailaba en lo más alto de la clasificación mundial. Sin embargo, antes de que Rafa esclosionara en La Cartuja, ya había dado síntomas de su genio en Gran Canaria dos años antes. Una Isla con la que mantuvo un hilo abierto a través de las estrellas grancanarias a lo largo de más de dos décadas.
A mediados de noviembre de 2002, aterrizó en Gran Canaria el que ostentaba la corona de campeón del mundo en categoría junior con 16 años. Se le relacionaba por entonces con su tío Miguel Ángel Nadal, jugador de fútbol con el Barça, Mallorca y la selección española. Un vínculo que no tardaría en pasar a un segundo plano con exhibiciones como la que demostró en dos torneos celebrados en la Isla.
El 24 de noviembre Rafa vapuleó a Marc Fornels por un rápido 6-2 y 6-1 en la final del III Torneo Ciudad de Las Palmas, denominado Trofeo Kalise y celebrado en el club de Tenis de La Calzada; mientras que una semana después, en el ITF Futures Spar, también llamado Trofeo Perfumerías Sabina, cayó de su lado al ganar en la final a Florian Mayer, de 19 años y que era el 479 del mundo.
Este resultado fue un poco más apretado, pues al alemán le tuvo que batir en el tie-break del primer set por 6-7 (3) y definitivamente por 4-6 en el segundo. Un triunfo que le reportó otros 15.000 dólares y 62 puntos en la clasificación ATP. Sus primeros grandes pasos para convertirse en la leyenda futura de las pistas.
Dejó su sello en Gran Canaria y la relación que mantenía con las estrellas isleñas en la esfera femenina iban consolidándose. Con Marta Marrero ya se conocían desde las categorías inferiores, como atesora la foto adjunta en la página contigua a este reportaje, cuando los dos isleños acudieron a jugar un campeonato de Europa bajo la bandera española.
La página de LA PROVINCIA que refleja la presencia de un jovencísimo Rafael Nadal en Gran Canaria, con 16 años, para conquistar el ITF Futures Kalise / LP/DLP
«Con Rafa en las pistas de tenis, no coincidí mucho, pero me acuerdo en Roland Garros cuando yo jugué por primera vez con 17 años de verle por ahí y ya se comentaba que iba a llegar lejos», recuerda una Marta Marrero que alcanzó los cuartos de final del Grand Slam que Nadal hizo propio –porque es suyo– en 14 ocasiones.
También Rafa creó un vínculo con otra de las jefas insulares de la raqueta como Magüi Serna. Especialmente cuando ambos convivieron en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004 y donde se dio cuenta que ese chico tenía algo especial para convertirse en «el ejemplo que ha sido para toda España» en los años venideros.
Serna, como casi cualquier persona que pueda decir que conoce a Nadal, subraya su cercanía. Y así trae al presente el momento en el que los dos coincidieron en el aeropuerto de Barajas, siendo él ya una estrella mundial, y no tuvo problemas para que el balear charlara con un sobrino suyo. «Recuerdo que dijo: ¡Magüi, qué alegría verte!, tanto él como su tío Toni, y vi que no había cambiado nada en él. Súper humilde».
Ese calor que desprende la bestia de los 22 Grands Slam también lo saca a relucir David Marrero, con quien ha compartido filas en la Copa Davis, el torneo que ha elegido el de Manacor para poner punto y final a su camino en las pistas de juego.
«Con él he compartido entrenamientos, he jugado contra él, hemos estado en la Copa Davis juntos… y siempre ha sido muy cercano y fácil de llevar para el que seguramente sea uno de los mejores deportistas de la historia a la altura de Michael Jordan o Michael Schumacher», expresa David.
Asimismo, el que ha sido padrino de los torneos que se celebran en el club de El Cortijo bajo el tour que organiza Nadal junto al Banco Santander para regar el vivero de promesas nacionales, resalta que Rafa «representa a la perfección los valores puros del deporte parasuperarse en cualquier momento de complicación».
Marrero también es de los que tienen anecdotas especiales con el balear y de tener que elegir una saca a la luz la que le ocurrió en Acapulco en 2018. «Venía de ganar el ATP 500 de Rio con Verdasco y en la cena oficial de gala del torneo se cruzó todo el comedor para venir hacia mí y felicitarme por haber ganado el torneo. Fue una sorpresa porque no lo había visto y cuando veo que me toca el hombro… es algo que voy a guardar siempre en la recámara».
Muestra del lado humano de un deportista al que muchas veces se le ha tildado de extraterrestre por las cosas únicas que ha desplegado sobre la pista de juego.
Y de tantos y tantos gestos que ha tenido Nadal a lo largo del circuito, por último, quien puede dejar muestras de esa espíritu de líder que tiene el manacoría, es el también teldense David Vega, quien ha cogido el testigo de Marrero en dobles y así pudo coincidir con Rafa en la selección española que disputó la United Cup en enero de 2023.
«Era uno más del equipo, pero tenía cosas de líder. Así lo hizo cuando nos invitó a todos a una cena en Australia cuando no tenía por qué hacerlo», añade el grancanario sobre los días en los que compartió equipo con Rafa.
Vínculo con Gran Canaria que mantuvo con el último embajador isleño que se mantiene en activo y que espera su futuro heredero.
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