El Gobierno de Pedro Sánchez comenzó a deshacer en 2018 la dispersión de presos de ETA, pero más allá de los hechos se evitó defender en público esta política. Hasta que se puso fin a esta excepción penitenciaria el pasado año se justificaron los acercamientos individualizados dentro del estricto cumplimiento de la legalidad sin entrar a defender el fondo de esta decisión. Con la reforma legal que permitirá reducir las penas a presos etarras que hayan cumplido condena cárceles fuera de España se vuelve a seguir la misma lógica. El Ejecutivo evita a toda costa hacer una defensa política de esta modificación, reivindicada históricamente por la izquierda abertzale, para centrar su justificación en que responde a la “trasposición de una directiva europea”. Los socialistas dejan así solos en su defensa a Sumar. Los de Yolanda Díaz ya fueron los autores de la polémica enmienda que permitirá conmutar las penas para acabar con la excepción de este cómputo más beneficioso a los condenados antes de 2010.
“Se trata de derechos fundamentales”, apela sin medias tintas un ministro de Sumar. “Derechos humanos”, añaden para defender que se aplique a los presos etarras el principio de ‘non bis in idem’, esto es sin imponer una doble condena. El socio minoritario de la coalición entiende que ya es momento de poner fin a la política de excepcionalidad penitenciaria de los etarras, algo que los socialistas no reconocen ni en público ni en privado. La única concesión en este sentido de los socialistas, de forma indirecta, es que «ETA acabó hace 13 años», como subrayó la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, este martes en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. Sin embargo, lo hizo para reprochar al PP que utilice de forma “partidista” el terrorismo de ETA.
Sin querer entrar a argumentar las razones del Gobierno por las que apoya esta reforma legal, desde Moncloa ha desplegado una estrategia de defensiva. Primero, contraatacando al PP, por haber facilitado la tramitación de esta reforma y ahora acusar al Gobierno de haberlo “engañado” al colar la polémica enmienda por la puerta de atrás. Segundo, valiéndose de informes que validan la norma, aunque todos ellos son previos a la introducción de este cambio legal. Tanto la portavoz del Gobierno como el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, blandieron un informe del Consejo de Estado favorable a su tramitación.
Lo que no concretaron es que dicho informe se centró en el proyecto que salió del Consejo de Ministros el pasado mes de marzo, mientras que el cambio que beneficiará hasta una cuarentena de presos etarras se introdujo posteriormente en la comisión de Justicia a iniciativa de Sumar y sin que PP o Vox mostrasen su rechazo. Según reconocía este martes Alberto Núñez Feijóo se trató de un “error injustificable” por parte de su grupo parlamentario.
Ante la petición del PP de retirar el texto que rebaja penas a etarras, el titular de Justicia devolvía la pelota a los populares acusándolos de buscar “crispación” con este asunto para responder que “sus problemas los solucionan solitos, no nos pidan que se los resolvamos”. Fuentes del Ejecutivo insisten en que «esta ley se va a aprobar«. «La vamos a llevar adelante», sostienen. Los populares pueden retrasarla hasta el próximo pleno del Senado, pero al no haberse presentado enmiendas «no hay capacidad de veto», recuerdan desde el Gobierno. La trasposición de esta directiva europea irá al BOE, aun con el rechazo de la Cámara alta, y entrará en vigor a los 20 días de su publicación.
La equiparación con Rajoy
Mientras el Gobierno se niega a dar marcha atrás, todos sus argumentos para ello se limitan a defender su legalidad. Aun con medias verdades o afirmaciones inexactas, como la que repitió la portavoz del Gobierno a asegurar que la reforma que estaba previsto aprobar este martes en el Senado era “literal al texto que aprobó el Gobierno del Partido Popular del señor Rajoy aquí en Consejo de Ministros del año 2014”. Lo que se asemejaba era el texto que llegó al Congreso, no el que salió con el fin de la excepción para permitir conmutar penas cumplidas en cárceles de fuera de España. De hecho, este blindaje fue promovido por el gobierno popular y avalado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Bolaños volvió a aferrarse a los argumentos del derecho europeo y a informes previos a la introducción de la polémica enmienda en su llamada a la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, como contestación a su exigencia para retirar la norma de la tramitación parlamentaria. Esto es, que el cambio legal “sirve para aplicar el derecho europeo en España”; que el Congreso lo aprobó por unanimidad; que “viene respaldada por un dictamen favorable del Consejo de Estado” y que “hay una cuestión prejudicial de la Audiencia Nacional que ya duda sobre la adecuación de nuestra legislación vigente al derecho comunitario”.
La doctrina Parot
Por la parte socialista solo el portavoz en el Congreso, Patxi López, desplegó cierto argumentario propio, desde su autoridad moral como exlehendakari. “No soy experto en derecho, pero la ley dice que no se pueden cumplir dos penas por el mismo delito«, aseguró. Aunque se refirió al marco de una trasposición europea y quiso alejar el “asunto de ETA” porque la reforma “es para corregir una desigualdad entre ciudadanos españoles y de la Unión Europea”, hizo una equiparación con la derogación de la doctrina Parot. En este sentido recordó que la Justicia europea tumbó esta excepción penitenciaria con los presos etarras.
Ni el Gobierno ni Ferraz han defendido tampoco públicamente la concesión de terceros grados a etarras, aunque los dos últimos los ha concedido después de que el PSE asumiese la competencia sobre la Administración Penitenciaria dentro del Gobierno vasco. El único gesto en esta línea fue responder a las críticas de Feijóo echando mano de declaraciones del expresidente, José María Aznar, a favor de la negociación para fin de la banda o del acercamiento de presos. El PSOE sigue dando pasos para desmontar la excepcionalidad penitenciaria de los etarras, pero sin manifestar en público sus intenciones ni tampoco sus razones.