Salva Torres y su familia por fin pueden descansar tras más de un mes en constante alerta por la desaparición de su hermano. Él mismo ha sido quien ha localizado a José Antonio este lunes, en la última batida de las decenas que han hecho amigos y familiares desde que el pasado 28 de agosto el hombre escapó del centro psiquiátrico de Málaga donde estaba siendo tratado.
José Antonio, de 41 años, ha estado viviendo en una zona montañosa cercana al barrio malagueño de Huerta Nueva, perteneciente al distrito Ciudad Jardín de la ciudad de Málaga. Allí ha permanecido durante las tres últimas semanas, durmiendo en un cobertizo hecho con telas y alimentándose de restos de basura, según explica su hermano Salva al canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica.
En este tiempo, la familia de José Antonio había estado siguiendo un reguero de pistas confusas que aseguraban haberlo visto pidiendo dinero por la calle o para coger el autobús. «Lo vieron en Fuengirola. También ha estado deambulando por la costa«, recuerda Salva.
«Había perdido 35 kilos»
Acompañado por dos de sus tíos, el hombre encontró a su hermano «delirante, desorientado y muy delgado». «Estaba achicharrado por el sol y ha perdido mucho peso, unos 35 kilos. Solo bajaba del monte por la noche a buscar algo de comer. No hubiera sobrevivido una semana más«. Salva, con voz entrecortada por el cansancio y el alivio, relata a este medio que su hermano sabía que lo estaban buscando.
«Unos vecinos del barrio nos alertaron de que había alguien que estaba sacando basura por las noches». «Cuando vi los restos de desperdicios en la zona supe que mi hermano andaba cerca«. Aún sobrecogido por la experiencia, relata que dieron con José Antonio tras subir un montículo desde el que se divisaba el horizonte. «Estaba sentando al lado de un árbol. La suciedad le impreganaba hasta los ojos«, recuerda.
«Cuando me vio, trató de huir, pero estaba muy débil. Lo interceptamos cuando bajaba a las calles, antes de que pudiera ocultarse de nuevo», señala su hermano. «Me dijo que había visto carteles por la zona. Me abrazó y nos echamos a llorar».
Ya está recuperándose en el Centro Asistencial San Juan de Dios de Málaga, de donde escapó hace 40 días y donde vuelve a estar en tratamiento psiquiátrico. «Esperamos que pueda estar bien y que lo cuiden. Sólo queremos que esté controlado, también por su propia seguridad», afirma Salva.
Una vida difícil
José Antonio se fue del centro de Salud Mental el pasado 28 de agosto. No era la primera vez que lo hacía, pero sí la que más tiempo ha estado desaparecido y la que más incertidumbre estaba generando. Sobre todo, a su familia.
Su vida no ha sido fácil. En el colegio sufrió bullying por parte de sus compañeros. Diagnosticado de un trastorno de personalidad desde la adolescencia, empezó a tener problemas de conducta. «Es una persona muy inestable y conflictiva», relataba su hermano Salva a este medio.
Hace ya años, la situación se volvió insostenible. «Mi madre recibía insultos en casa y hasta agresiones físicas. Yo me he enfrentado muchas veces a él. Al final lo tuvimos que denunciar», contaba Salva a este canal de investigación y sucesos el pasado 27 de septiembre. José Antonio fue condenado incluso a seis meses de prisión por agredir a su madre. La familia llevaba casi tres años sin verlo ni contactar con él.
En 2018, José Antonio fue declarado incapaz por el juzgado de instrucción 3 de Coín. Un año después, su tutela fue otorgada a la Fundación Malagueña de Curatela y Apoyos. En 2022 y con el respaldo de su familia, fue internado. Salva cuenta a este medio que, antes de esta desaparición, José Antonio ya se había escapado siete u ocho veces: «Cada vez que llamaban del hospital, nos echábamos a temblar».
«Merecíamos encontrarlo»
«Nos culpaba por tenerlo ingresado. Es alguien que no entiende que tiene un problema y que tiene que recibir una asistencia sanitaria», contaba Salva a este medio. Ahora, su preocupación es que José Antonio pueda encontrar una cierta estabilidad dentro del Centro. «Incluso detenido decía que no quería volver, que quería regresar al monte. Mi hermano está sufriendo y merece poder tener una vida digna dentro de su enfermedad».
«Merecíamos encontrarlo, por todo lo que hemos pasado» asegura apesadumbrado. Salva afirma que no va a poder olvidar el momento en el que vio a José Antonio después de tanto tiempo. «Es muy dura la sensación de encontrar a tu hermano en esas circunstancias». «Ha sido un sentimiento agridulce por encontrarlo con vida, pero nunca te esperas que pueda ocurrir esto», relata.
Ahora, la familia solo desea que algo así no se vuelva a repetir. «Los centros de salud mental no pueden permitirse este tipo de riesgos. Las familias también necesitamos seguridad y tranquilidad», concluye su hermano.