La tormenta perfecta continúa en el sector manufacturero de la eurozona. Atraviesa una profunda corrección y no parece que el final haya llegado todavía. «Hay luz al final del túnel, pero por ahora es muy tenue», sugieren los analistas de ING. ¿Significa eso que están apareciendo brotes verdes en las perspectivas de la industria de cara a 2025?

Al final del tercer trimestre, el sector manufacturero de la zona euro cayó más profundamente en territorio de contracción. De hecho, el índice PMI cayó hasta su nivel más bajo en lo que va de año, indicando un deterioro marcado y acelerado de la salud de la economía del sector industrial, después de tres meses consecutivos sin registrar cambios.

El sector manufacturero más grande, el alemán, registró la contracción más pronunciada de las condiciones industriales en doce meses. Mientras, por el contrario, España fue la economía manufacturera con el mejor resultado.

«No hay forma de edulcorarlo», señalan los expertos que creen que, en este momento, no hay mucha luz al final del túnel: «Si analizamos los datos recientes, apenas encontramos evidencia de que una recuperación sea inminente«. Y apuntan a múltiples factores que han desencadenado esta tormenta perfecta para el sector manufacturero.

En primer lugar, como explican, la demanda de bienes por parte de los consumidores sigue siendo débil debido al shock de los ingresos reales que experimentaron cuando aumentó la inflación. Además, la economía parece estar atrapada en un entorno de crecimiento débil, lo que limita las perspectivas de demanda de los consumidores a pesar de una recuperación aceptable de los salarios reales.

A esto se suman los flojos planes de inversión fija que están afectando significativamente al sector debido a la débil demanda interna, así como a los altos tipos de interés tras años en negativo. También, el shock energético sigue manteniendo a raya la producción intensiva en energía, mientras que la débil demanda fuera de la eurozona está afectando a los nuevos pedidos.

Por último, las tensiones geopolíticas en Oriente Medio han contribuido a que las interrupciones del transporte marítimo se prolonguen más de lo previsto, lo que ha provocado que los costes de los insumos para los productores hayan comenzado a aumentar nuevamente, lo que dificulta la producción en un entorno de demanda débil en la eurozona.

Con este panorama, ¿se observan brotes verdes en las perspectivas para el próximo año? «Algunos sectores están mostrando más progreso que otros y estos podrían ser indicadores de la recuperación general en 2025″, comentan, destacando que la cuestión es si los inventarios realmente necesitan disminuir tanto como en el pasado para que pueda esperarse un repunte significativo de la producción.

«La nueva producción podría regresar a la eurozona incluso si los inventarios siguen siendo más altos que en épocas anteriores. Esto se debe a que el proceso de producción está cambiando de un modelo ‘justo a tiempo’ a un modelo ‘por si acaso’, en el que las empresas mantienen mayores cantidades de inventario que en la década de 2010, cuando el mundo era mucho más predecible», afirman.

Y esto podría dar como resultado una recuperación más rápida de la manufactura en la eurozona de lo que se espera actualmente. No obstante, los problemas estructurales siguen afectando a la producción, lo que lleva a los analistas de ING a esperar una recuperación moderada en 2025.

«La disminución de los inventarios, el fortalecimiento del poder adquisitivo del consumidor y una cierta relajación de los tipos de interés contribuyen a crear un entorno que justifica una cautelosa recuperación de la producción en la eurozona. Sin embargo, el esperado aterrizaje suave de la economía estadounidense y los continuos problemas de crecimiento en China deberían mantener la demanda externa contenida. Si a esto se suman las preocupaciones estructurales en curso con la renuncia a la inversión y la incertidumbre política, es casi imposible ver una recuperación vigorosa de la industria de la eurozona«, aseguran.

En conjunto, consideran que parece que están apareciendo brotes verdes en las perspectivas de la industria manufacturera de la eurozona, pero «sigue plagada de suficientes preocupaciones duraderas como para que sea demasiado optimista esperar una recuperación vibrante en 2025«, concluyen.

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