Las energías renovables, como la solar fotovoltaica y la eólica, se dirigen a alcanzar la mitad de la demanda eléctrica a nivel mundial en 2030. Sin embargo, los combustibles renovables «se están quedando atrás». Esa es la conclusión del último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre renovables, en el que el brazo energético de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) aprovecha para reclamar «apoyo político específico» para los combustibles ‘verdes’ si se quiere lograr que las emisiones netas cero en el sector energético en 2050.
El organismo entiende por combustibles renovables una cesta de productos entre los que se incluyen aquellos carburantes producidos a partir de materia orgánica, como el aceite usado o los residuos, pero también combustibles sintéticos, generados a partir de CO2, hidrógeno renovable o biogás. Una serie de productos que, según sus proyecciones, se mantendrá por debajo del 6% de la demanda total de energía en 2030. Por ello advierte de que si se quiere alcanzar las emisiones netas cero en el sector energético en 2050, “la adopción de combustibles renovables debe casi duplicarse para 2030”.
“Sin embargo, en las condiciones actuales del mercado, se prevé que crezca en solo el 20%”, sostiene el informe, publicado este miércoles. Entre los principales obstáculos al despliegue, la agencia con sede en París cita la alta estructura de costes que eleva los precios en detrimento de su alternativa fósil y propone a los gobiernos “desarrollar políticas para cerrar la brecha de precios con los combustibles fósiles, promover la innovación, construir cadenas de suministro resilientes, implementar requisitos de sostenibilidad y eliminar los subsidios a los combustibles fósiles”.
Todo lo contrario a lo que ocurre con las renovable para producir electricidad, como la eólica o la solar fotovoltaica, que prevén aumentar su capacidad en más de 5.500 gigavatios (GW) en todo el mundo entre 2024 y 2030, casi tres veces el crecimiento de los últimos seis años. Para entender la magnitud, la cantidad es aproximadamente la misma que la capacidad energética actual de China, la Unión Europea, India y Estados Unidos juntos. Y con ella se espera conseguir que casi la mitad de la electricidad en 2030 venga de energías renovables, mientras la solar y la eólica se duplicarán hasta el 30% de la generación total.
No obstante, el informe destaca la necesidad de que los gobiernos intensifiquen sus esfuerzos para integrar de forma segura estas fuentes de energía en los sistemas energéticos a través de medidas de flexibilidad del sistema eléctrico, agilizando los trámites de obtención de permisos o construyendo 25 millones de kilómetros de redes eléctricas y 1.500 gigavatios de capacidad de almacenamiento en 2030.
Fabricación solar y eólica
Otro de los desafíos a los que se enfrenta el sector en los próximos meses es la fabricación de las máquinas. En el caso de la energía solar, alerta de que los fabricantes están reduciendo sus planes de inversión por el exceso de oferta y los precios récord. Se espera que la capacidad de fabricación supere los 1.100 gigavatios a finales de 2024, pero eso es más del doble de la demanda proyectada.
“Las limitadas perspectivas de que la demanda mundial alcance la oferta exponen a los fabricantes más pequeños a riesgos de quiebra. Estimamos que el 17% de la capacidad mundial de polisilicio y el 10% de la capacidad de fabricación de obleas podrían considerarse en riesgo debido a la antigüedad y a procesos de producción”, explica el informe.
Por otra parte, en la fabricación de turbinas eólicas el problema son los cuellos de botella en la cadena de suministro que se prevén para 2030 con una capacidad mundial de fabricación de energía eólica terrestre que podría alcanzar los 145 gigavatios (GW), apenas por encima de las instalaciones esperadas en 2030. Mientras, el caso de la energía eólica marina es aún más grave porque los cuellos de botella podrían retrasar su despliegue en los Estados miembros de la Unión Europea.
“El establecimiento de criterios para adjudicar capacidad de energía renovable más allá de los precios está surgiendo como una nueva herramienta para evitar medidas comerciales directas y al mismo tiempo perseguir múltiples objetivos políticos. En el primer semestre de 2024, casi el 60% de toda la capacidad adjudicada en subastas en todo el mundo incluía criterios ajenos al precio, como la sostenibilidad, la seguridad de la cadena de suministro o la integración del sistema energético, el doble que hace cinco años. Si bien este enfoque puede conducir a precios adjudicados más altos en el corto plazo, puede respaldar la optimización del sistema energético y diversos objetivos socioeconómicos a nivel nacional”, agrega el informe.