Luis Carrión, que esta mañana fue destituido como técnico de la UD Las Palmas, desveló sus primeras impresiones de su salida del club isleño en un estreno aciago en la Primera División.
«Ha sido dura y he durado poco, la verdad. Nos ha costado, hemos tenido muchos partidos en los que lo hicimos bien pero no ganamos por detalles». Asume que esperaba el veredicto de la comisión deportiva: «Sí, la confianza del club era buena y había un parón de selecciones, pero entender lo entiendo todo», valoró en la Cadena SER.
Reconoce que mantiene una buena relación con el presidente Miguel Ángel Ramírez y añade que se quedó tocado al comunicarle el despido. «El partido ante el Celta fue clave en todo esto, nos dolió a todos (…) Tengo una muy buena relación con el presidente, pero asumo que los que están alrededor toman decisiones. Hoy hablé con él [con Ramírez] y no hay ningún problema».
Sobre la ratificación de Ramírez, el pasado viernes, unas horas antes de la disputa del pulso fatídico ante el Celta, lanzó balones fuera. «Es una pregunta que se la debes hacer a él, por mi parte, no tengo tampoco mucho que decir». Igual que detalló en sala de prensa, tras caer ante el cuadro celeste, insiste que tenía fuerzas para revertir la situación y catapultar a Las Palmas a la zona tranquila de la tabla. «Sí, por supuesto que sí. No hacía falta que me preguntasen, me he visto con fuerzas».
El preparador barcelonés deja sobre la mesa el hecho de que contaba con el apoyo del vestuario, que queda herido. «Cualquier cambio siempre es difícil, cuando hay una destitución nunca es bienvenida».
Aprovecha la coyuntura para agradecer el respaldo de la afición amarilla. «He sentido un apoyo muy grande, el mismo día del Celta, a pesar de lo que había pasado, la afición estuvo de cine. Nos apoyaron hasta el último día (…) Les deseo que les vaya bien y por mi parte, que encuentre un proyecto que me guste».