Hace unos quince años, con apenas 30, el abogado Óscar Prieto, rompió la estadística. «Tuve muchísima suerte. A mí, el Euromillón ya no me va a tocar. Ya me ha tocado». Lo dice quien ha superado dos tumores cerebrales muy agresivos y hoy convive con las secuelas, como problemas de equilibrio o de memoria, cita a El Periódico de España. «Es un poco locura, pero me siento muy afortunado», señala en los mismos días en los que el Hospital Clínico San Carlos de Madrid ha dado a conocer que emplea un novedoso dispositivo en pacientes con glioblastoma, uno de los tumores cerebrales más agresivos, que consigue aumentar su supervivencia en cinco meses y retrasa el deterioro neurológico de quienes lo padecen.
Porque, si algo hace falta a quienes se ven en una situación como la que Prieto vivió, es ver alguna salida, apunta quien también es presidente de la Asociación de Afectados por Tumores Cerebrales en España (ASATE). «Normalmente, la gente no quiere saber nada de esto, a menos que seas profesional y te dediques a ello. Personalmente, me tocó superar dos tumores, además con una esperanza de vida muy baja. Creé la asociación para ayudar a los demás«, indica.
Dolores de cabeza
En su caso, se enfrentó a un agresivo meduloblastoma. Echa la vista atrás y habla de, en plena actividad profesional, en un despacho de abogados, comenzar con «dolores de cabeza muy intensos», que luego se incrementaron muchísimo. Le hicieron una resonancia magnética y los médicos vieron algo raro. «‘Ves estas dos bolitas, tiene dos tumores'», le dijeron. Ingreso y operación de urgencia. Pocas posibilidades de salir adelante. Ocho meses de quimio, seis de radio. «Al final te vuelves casi un vegetal, eres dependiente. Perdí 18 kilos. Es volver a empezar de cero. Pero siempre intenté ser optimista y, poco a poco, fui mejorando», cuenta. Hoy, dice, festeja la vida pese a todo: trabaja, disfruta de sus hijos, de un café o de un atardecer. «Tuve muchísima suerte», vuelve a repetir.
En su asociación, Prieto escucha a adultos con diagnósticos tremendos, pero también a padres que llaman desesperados por sus pequeños hijos, con tumores inoperables, y piden información sobre ensayos clínicos. «Un niño siempre es muy difícil», admite. Por eso, insiste en la necesidad de investigar, contar con más recursos o actualizar los equipos de los hospitales. En ASATE, dice, intentan mantenerse al día e informan a quien acude sobre, por ejemplo, esos recursos asistenciales por comunidades. «Depende lo que tengas, en cada comunidad hay más o menos opciones«, asegura.
5.000 tumores cerebrales
Cada año se diagnostican más de 5.000 tumores cerebrales en España. «Cada caso es un mundo», afirma Prieto que, en unas recientes jornadas celebradas en el Clínico de Madrid, contó con la presencia del jefe del Servicio de Oncología Médica, el doctor Pedro Pérez Segura, que desgranó los detalles de un dispositivo que ya emplean especialistas del área de neurooncología del centro para pacientes con glioblastoma, el tumor cerebral maligno más frecuente en adultos. Se estima que cada año son diagnosticados en España entre 1.400 y 2.400 nuevos casos.
Comunicar ese diagnóstico no es fácil, reconoce el doctor Pérez Segura a El Periódico de España. El nudo, siempre está ahí. «No te acostumbras nunca. Aprendes a encajarlo, pero lo paso igual de mal que si fuera residente de primer año. Ya sabes más, pero lo sigues pasando muy mal. Somos la tabla a la que se agarran los pacientes, hay que mantener el tipo», señala.
La calidad de vida hasta el final es mala. Hablo de cuando el tumor ya ocupa una parte del cerebro que, por ejemplo, te impide hablar o entender
Porque, admite, la mayoría de tumores cerebrales tienen mal pronóstico. «Se te paraliza una parte del cuerpo, o no puedes hablar. Ya no solo el diagnóstico es terrible, sino que la calidad de vida hasta el final es mala. Hablo de cuando el tumor ya ocupa una parte del cerebro que, por ejemplo, te impide hablar o entender. Es lo terrible del final de vida«, prosigue el oncólogo.
El jefe del Servicio de Oncología Médica del Clínico, Pedro Pérez Segura. / Hospital Clínico San Carlos
Campos eléctricos
Por eso, el doctor habla con entusiasmo del dispositivo, denominado TTFields, que ya emplean en su hospital para glioblastoma. Se coloca sobre la cabeza del paciente, de manera no invasiva, e induce continuamente campos eléctricos de moderada intensidad de manera intermitente para eliminar las células tumorales. Consta de un generador de corriente, conectores, una batería y una mochila que los afectados llevan a la espalda, realizando una vida completamente normal, ya que suele ser bien tolerado.
El nuevo dispositivo que emplean en el Clínico de Madrid está indicado para el tratamiento de adultos diagnosticados recientemente de glioblastoma, que han sido intervenidos quirúrgicamente
Está indicado, especifica, para el tratamiento de pacientes adultos diagnosticados recientemente, que han sido intervenidos quirúrgicamente. «Hemos visto que estos pacientes, que reciben un tratamiento combinado de radioterapia y quimioterapia, si además se les añade este dispositivo, aumentan su supervivencia en aproximadamente cinco meses y se retrasa su deterioro neurológico», explica.
Células que mueren
«En Medicina, los campos eléctricos se utilizan desde hace muchísimo tiempo. ¿Qué ocurre?. Se ha visto que, cuando aplicamos campos de esta frecuencia de manera intermitente, las células tumorales del glioblastoma se mueren. Y eso no tiene un efecto negativo sobre el paciente. Tras esa parte de laboratorio, el tema es cómo poder llevar esto al tratamiento del paciente. En ese momento se diseñan unos electrodos que se adhieren a la piel en el cráneo -unos cuatro- y se ponen en función de dónde el paciente tenga el tumor. Eso va unido a una batería eléctrica que se lleva en una mochilita y está continuamente descargando estas ondas de frecuencia intermedia«, describe el especialista.

‘Selfie’ de Óscar Prieto. / Cedida
El paciente, que puede hacer una vida normal, no nota nada -algunos al inicio del tratamiento sensación de calor en la cabeza que con los días se pasa- explica el especialista. «El éxito del control de la enfermedad radica en el tiempo que pueda mantener el dispositivo. Cuanto más tiempo puesto, más posibilidades de que funcione», afirma el oncólogo. Al menos, deben llevarlo consigo un mínimo del 75% del tiempo diariamente, aunque lo ideal es que sea el 90% del día.
Impacto en la supervivencia
Y aclara, el impacto en la supervivencia es de entre cuatro y seis meses. «Uno oye un impacto así y parece muy poco. Pero hablamos de pacientes que tienen una expectativa de vida de 18 meses. Eso permite que, cuanto más consigamos tenerle con vida, más posibilidades de que aparezca algo bueno y, sobre todo, que tenga buena calidad de vida«.

El doctor Pérez Segura, en consulta. / Hospital Clínico San Carlos
El Hospital Clínico San Carlos es uno de los centros sanitarios de España con mayor experiencia en el tratamiento del glioblastoma con este novedoso tratamiento. Hasta la fecha, de las 42 personas tratadas en nuestro país con este dispositivo, ocho lo han sido por los especialistas del centro público madrileño, lo que le configura como el segundo hospital -el primero es el ICO de Barcelona- con mayor experiencia del país y el primero entre los hospitales madrileños. Los especialistas del Clínico también participaron en el ensayo clínico que condujo a la aprobación del dispositivo.
El manejo de los pacientes con tumores cerebrales resulta más eficaz cuando se plantea desde una perspectiva multidisciplinar, en donde intervienen especialistas de Oncología Médica, Neurología, Neurocirugía, Psicología Clínica, Enfermería, y Medicina Física y Rehabilitación, porque todos participan en algún momento del proceso, cada uno desde su ámbito de actuación para proporcionar la atención más completa posible, recuerdan los médicos y suscriben los pacientes.