Qué aguda y sutil estuvo la guionista de Página 2 al final del programa cuando se excusó ante los espectadores explicando que les gustaría ofrecer más duetos de escritores como el que condimentó la entrega número 669, pero que a la redacción del programa le resultaba imposible teniendo en cuenta los egos que se gastan los presuntos invitados al espacio. Fue delicioso este alarde de sinceridad después de que hubiésemos paladeado como si de la tapa ganadora del mejor concurso gastronómico se tratara el curioso juego que estableció Óscar López con Ignacio Martínez de Pisón y Manuel Vilas. Con el pretexto de que ambos están vinculados a Zaragoza. Ya saben, aprovechando que el Ebro pasa por tierra de buenas tertulias literarias nuestro programa decano sobre libros echó las zarpas a dos escritores que acaban de lanzar obras muy vinculadas a la memoria, Ropa tendida y El mejor escritor del mundo.
Si yo fuera el mejor columnista del mundo, que nunca lo seré, arrojaría luz en medio de la confusión generalizada. Mis palabras servirían de guía, y mis textos habrían servido a los evaluadores de la antigua selectividad para ser analizados por los alumnos. Me conformo con que algunos profesores cómplices los empleen en algunas aulas de secundaria, lo que no es poco en esta tierra de donde sus profetas salen escopetados.
Sí quisiera consolar al formidable equipo de Página 2, que me consta anda algo resentido por el nuevo horario del programa, que se han tomado como un castigo ir después de la misa dominical después de 18 años en emisión. Como consuelo les recordaré que El día del señor alcanza la cuota de pantalla más alta de la cadena en toda la semana, por encima de Saber y ganar. Sé que las tardes son más confortables, pero por transmitir aliento que no quede.