La cúpula del PSOE se encuentra en una situación delicada. La intención de Luis Tudanca, líder del partido en Castilla y León, de convocar primarias ha generado inquietud en Ferraz, que teme un efecto contagio en otras federaciones.
La preocupación es tal que, según la información de Ricardo Rodríguez en COPE, al menos otros cuatro territorios —Aragón, Madrid, Extremadura y Cantabria— están en ebullición, lo que podría desestabilizar aún más la organización y sus esfuerzos por mantener la unidad.
Ferraz ha reaccionado con cautela ante las aspiraciones de Tudanca, consciente de que la convocatoria de primarias podría abrir la puerta a un aluvión de demandas similares en diferentes comunidades autónomas. En un momento en que Pedro Sánchez busca consolidar su liderazgo y mantener la «paz» en el partido, cualquier brote de descontento podría ser interpretado como un signo de debilidad.
Esta es una preocupación que ha llevado a la dirección federal a frenar el afán de Tudanca, quien ha expresado su frustración ante la falta de apoyo en su intento por revitalizar la organización en Castilla y León. Pero la situación no se limita a estas comunidades, ya que una quinta también puede explotar.
Efecto contagio
En Andalucía, también existen estas dudas que amenazan con reventar la pretendida paz que Sánchez desea para la organización. El descontento entre algunos miembros del partido ha comenzado a manifestarse, lo que podría complicar aún más la ya tensa atmósfera interna.
Ricardo Rodríguez señala que la contestación de Tudanca, quien ha expresado su decepción por la falta de respaldo de Ferraz, ha sido interpretada como una «carga de profundidad» interna. Este desencanto ha llevado a Tudanca a cruzar acusaciones contra Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE, al que responsabiliza de intentar desestabilizar la marca en Castilla y León.
Este conflicto interno pone de manifiesto las tensiones que se están gestando dentro del partido, en un momento en que se espera cohesión y unidad. Es importante recordar que Pedro Sánchez tomó la decisión de adelantar el 41 Congreso Federal hace casi un año, con la intención de sortear las horas bajas que estaba atravesando el partido.
Este movimiento fue interpretado como un intento de consolidar su poder y reforzar su liderazgo en un momento crítico. Sin embargo, las aspiraciones de Tudanca y las tensiones en otras federaciones podrían socavar esa estrategia si no se manejan con cuidado.
Ferraz frena las aspiraciones de Tudanca
Desde la cúpula federal, la respuesta a la contestación interna ha sido clara: se desestima el descontento y se señala que Tudanca debe acatar las directrices impuestas. Esta postura puede reflejar la confianza de Sánchez en su control sobre el partido, pero también podría ser vista como una falta de sensibilidad hacia las preocupaciones de los líderes territoriales.
La situación actual en el PSOE es un delicado equilibrio entre la necesidad de unidad y la presión de los líderes territoriales por ejercer su voz y autonomía. La resistencia de Ferraz ante el afán de primarias de Luis Tudanca subraya el riesgo de un efecto contagio que podría desestabilizar aún más al partido en un momento crítico.