La fallera mayor de València, María Estela Arlandis, ha compartido una serie de vivencias que, si no se apelara al criterio de la más absoluta casualidad, habría que contemplarlo hasta con cierto temor a lo paranormal. Ella lo llama “señales”, pero que no han materializado más que con el paso del tiempo. Lo cierto es que, unidas por el paso del tiempo, resultan asombrosas.
María Estela va a dejar el cargo de fallera mayor en ejercicio después de 369 días. Se supone que era el sueño perseguido durante tiempo y no se supone, sino que es verdad, que hubo otros factores que influyeron decisivamente en que su nombre fuera el que aparecía en el sobre el 10 de octubre de 2023.
Sin embargo, en los meses anteriores hubo señales que ni el más avezado vidente habría sido capaz de unir en un relato del destino. Ahora ha sido ella la que lo ha exteriorizado. Señales “que me ha ido dando la vida y que evidentemente nunca llegué a entender hasta que se encendió la luz”.
Cinco casualidades que podrían hasta asustar al más escéptico. “El destino disfrazado de coincidencia”.
La primera. «Marineta»
Su traje de fallera mayor. Una seda de color ciruela tejido por Vives y Marí. Lo había estrenado en su momento Marina Civera, razón por la que la sedería de Xirivella le puso de nombre un apodo recordando a la fallera mayor de València de 2019, pero con el que nunca se la ha conocido: “Marineta”. ¿A quien asociaríamos con ese sobre nombre? A la que sería, varios meses después, su compañera de aventuras: Marina García Arribas. Sin ir más lejos, en el homenaje a la Senyera de la Agrupación del Marítimo, uno de sus primeros actos, Estela llevó puesto el “Marineta” mientras la acompañaba “Marineta” García.
La segunda. El número 41
Cuando formaba parte de las 73 preseleccionadas, las candidatas recibieron el número de referencia para las pruebas. El año pasado, el jurado fue dándolos por orden del número de censo. Con Obispo Jaime Pérez en la segunda mitad del censo, a María Estela le tocó el 41. Que es… el mismo que llevó, en el mismo escenrio, su hermana Ángela cuando estuvo preseleccionada para la corte infantil de 2014.
La tercera. Ser la novena
Quien no sueñe con salir elegida, que levante la mano. En el verano previo a la Fonteta, ya preseleccionada, se encontraba en Paraguay visitando a su pareja. En un intercambio de wasaps con su madre le dijo que “he soñado que salía la 9, acompañado de unos mojis riendo”.
Un mes después, en la Fonteta, Nico Garcés nombraba a la candidata elegida en octavo lugar: Carmen Mollá. Inmediatamente después, la novena: María Estela Arlandis.
(Busca a María Estela cuando la grabación llega a las 4 horas exactas):
La cuarta. El encuentro
Esto empieza a dar más miedo. Nos vamos al 11 de marzo de 2023. Ese día, la fallera mayor de Obispo Jaime Pérez, ella misma, se fue a una tienda a encargar cena al lado de su casal. ¿Quien entró en ese momento por la puerta? Marta Lozano, la que acabaría siendo su mantenedora. Se hicieron una foto sin imaginar lo que el destino les aguardaba diez meses después.
Y la quinta. «Els coloms i la branca»
Esta es la que da más miedo. Nos vamos un poco más atrás en el tiempo. Estela encarga las peinetas de su exaltación en Peineta del Turia. Quiere una metáfora de “mi familia como pilar de mi vida”. Le dibujaron… “dos coloms i una branca”. Meses antes de que el Ayuntamiento encargara a Pere Baenas la falla municipal y varios meses más antes de que esa figura fuera la falla municipal de María Estela, pues no en vano se desveló en octubre de 2024.