No se veía venir. Al menos así lo atestiguan varios miembros de la Ejecutiva federal del PSOE y de la regional de los socialistas cántabros. Cantabria figuraba, a priori, como una de las federaciones que transitaría por este periodo congresual sin grandes ruidos. Algún que otro movimiento, pero poco más.
Hasta que de repente la corriente interna contestaria al secretario general del PSOE de Cantabria, Pablo Zuloaga, se lanzó al ruedo. El sector que encabeza la alcaldesa de Castro Urdiales, Susana Herrán, y lidera el diputado nacional Pedro Casares, se ha negado a pactar una lista conjunta de delegados (19) al Congreso Federal del PSOE que tendrá lugar en Sevilla en menos de un mes.
Al no cerrarse este acuerdo, el partido en Cantabria tiene que ir a las urnas y votar por la lista que encabeza Zuloaga -ex vicepresidente del ejecutivo regional hasta las últimas elecciones autonómicas- o la que capitanea Herrán.
Ahora mismo no es más que demostración de poder interno en la federación que tiene poco más de 3.000 militantes, pero supone “abrir en canal” el partido en un territorio, donde además ahora están en la oposición.
La mirada de los críticos con Zuloaga está puesta en el primer trimestre de 2025, cuando se prevé el congreso regional. Será para entonces cuando Casares dé el paso y se lance a la disputa por la secretaria general del PSOE cántabro, según apuntan fuentes socialistas que aseguran también que el diputado y secretario de Economía y Transformación Digital del PSOE ha informado de sus intenciones a la cúpula socialista.
Aunque la imagen era de unidad, la federación cántabra lleva tiempo en cuitas internas, como reconocen fuentes de una y otra facción. Y ahora, una vez que se dejó el Ejecutivo regional y se abre el proceso congresual se apuesta por hacer valer la idea de que “la militancia decide”. A ello se aferra la alternativa a Zuloaga, que asegura tener detrás de sí a los históricos del territorio y a dos de las principales agrupaciones: Santander y Castro Urdiales.
Esa “falsa unidad” se rompió la semana pasada tras una información en la que se cuestionaba el apoyo de la dirección federal en Zuloaga en favor de la lista de la alcaldesa y de Casares.
Tal “incendio” se generó en el partido que desde Cantabria alertaron a Ferraz sobre lo publicado. El “enfado”, según algunas fuentes, de máximos dirigentes de la dirección del PSOE que preside Pedro Sánchez se plasmó en un comunicado en el que se especificaba que Ejecutiva Federal (CEF) del PSOE “se encuentra perfectamente representada en Cantabria por el secretario general, Pablo Zuloaga”. Casares es miembro de la Ejecutiva Federal desde el congreso de Valencia.
Por ahora, ambas opciones están dispuestas a ir a por todas pese a que la petición de Ferraz fue que no se abrieran debates internos porque lo que “toca ahora es hablar de las ideas y del 41º Congreso”. Un cónclave que algunos ven que será para «más De fecho, desde el PSOE apuntan a que “en la mayoría de provincias solo habrá una candidatura (de delegados), con independencia de que posteriormente se abra un debate orgánico, cuando toque”.
Pero en Cantabria han abierto esta disputa interna no solo ahora para el congreso federal -que se dilucidará en las urnas el próximo 20- sino, principalmente, para el futuro inmediato y esclarecer el liderazgo de la federación socialista. Ambos sectores dicen contar con el apoyo de la dirección federal y del propio Pedro Sánchez, del que aseguran que está al tanto de los movimientos y no ha impedido por ahora nada.
El foco estos días se lo está llevando el duelo entre Ferraz y la dirección del PSOE en Castilla y León, pero en la federación cántabra se ha abierto una grieta. Ambos casos, y alguno más que puede saltar tras el cónclave de Sevilla, pondrán a prueba el control interno del PSOE por parte de la actual dirección federal y marcar incluso algunos de los relevos en la cúpula del PSOE que haga Pedro Sánchez.