El 95% de los estudiantes españoles reconoce una factura cuando la ve. Nada fuera de lo normal. Sin embargo, casi la mitad no saben hacer interpretaciones sencillas de la misma, ni de las nóminas, ni realizar operaciones numéricas básicas como el cálculo de porcentajes. Así lo advirtió el informe PISA de evaluación educativa y lo confirma la encuesta de competencias financieras que realiza el Banco de España. Precisamente por la celebración, este lunes 7 de octubre, del Día de la Educación Financiera, una iniciativa del Banco de España, el Gobierno y la CNMV, lanzamos una pregunta: ¿En qué invierten los jóvenes, con o sin conocimientos financieros, su dinero?
El Banco de España apunta una tendencia: la tenencia de vehículos de ahorro aumenta con la edad y con el nivel educativo. Un 27% de las personas con educación inferior al bachillerato tiene algún tipo de vehículo de ahorro, mientras que el porcentaje alcanza el 58% en aquellos casos con educación universitaria o equivalente. Sin embargo, entre la población joven, el uso de inversiones parece residual. Concretamente, un 6% de los jóvenes de entre 18 y 34 años encuestados por el Banco ha comprado acciones, un 5% cuenta con un plan de pensiones y un 2% ha invertido en fondos de inversión. La cosa cambia un poco con las criptomonedas. Según el Banco de España, un 13% de los jóvenes las ha adquirido.
Con estos datos como contexto, el profesor de OBS Business School, Jordi Andreu, lamenta reafirmar que, en general, «la gente joven sabe poco de finanzas». Y confirma que no es algo que les sea del todo propio. «La gente más mayor tampoco se desenvuelve demasiado bien. Así que los jóvenes están mal, pero no peor que el resto». Considera que se trata de un problema cultural. «Nuestra cultura no premia al emprendimiento, a la inversión ni a los negocios. Está mal visto hablar de dinero. Es un tabú». Y va más allá. «Los empresarios no están bien vistos. Ahora se les llama emprendedores porque empresario suena a explotador», considera. Sin embargo, también reconoce que «el sector financiero se ha ganado una fama terrible con los años, con grandes desastres financieros a las espaldas».
El problema empieza en la Primaria
La CNMV, uno de los precursores del día de la Educación Financiera, advierte de que los jóvenes deben ser conscientes de que en el mundo financiero, concretamente en el digital, a veces hay «estafas y fraudes«. La coordinadora de educación financiera de la CNMV, Isabel Oliver, considera que ha habido una mejoría en el conocimiento financiero de los jóvenes en los últimos años. «Los profesores demandan recursos, las instituciones educativas son cada vez más conscientes de la importancia de este tema», afirma. Asegura que hay contenidos de información financiera en los currículums escolares, pero reconoce que «queda mucho por hacer». «Nos gustaría que fuera una asignatura obligatoria para todos, pero eso no lo hemos logrado todavía», lamenta.
El profesor Jordi Andreu insiste en que el gran mal se produce en edades muy tempranas. «No es un tema que la educación haya considerado importante. Los niños no lo estudian en el colegio, mientras que, de mayores, tendrán que tomar grandes decisiones financieras como casarse o contratar una hipoteca», asegura. «Las últimas crisis han demostrado que no saber de finanzas genera ciertos problemas«, ha añadido. Preguntado por qué deberían hacer los jóvenes, Jordi Andreu lo tiene claro. «Cuando uno no sabe en qué invertir, lo que tiene que hacer es invertir en sí mismo. En su educación, en aprender. Los jóvenes dedican cada vez más dinero a formarse, y eso es una buena señal», concluye.
En la misma línea habla el profesor del departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade, Carlos Sala. «España tiene una baja cultura financiera a nivel histórico. Esto impacta en el currículum educativo. No hay un curso de educación financiera en la Primaria ni en el Instituto. Pero en la vida, estos niños, tendrán que manejar dinero. Tarde o temprano. El día en que reciban su primer salario y piensen: ¿Qué hago con lo que me sobra? La ausencia de conocimiento es complicada, crea grandes problemas», reflexiona. Además, añade que «muchas veces los propios docentes tienen una formación escasa».
Los dos profesores advierten de los peligros que han generado en los últimos años las inversiones con poca consciencia en productos como las criptomonedas. Son los mayoritarios entre la población joven, pero no siempre les han dado los resultados que esperaban. Carlos Sala asegura que «hay jóvenes que, sin entender qué están haciendo, se ponen a comprar criptomonedas. Para hacerlo hay que tener cultura empresarial. Los que han perdido históricamente más dinero en el mundo de las criptos son aquellos que no tienen educación financiera». E insiste: «las finanzas son como la cocina. Lo más importante es el tiempo. Las inversiones rápidas no suelen funcionar».
¿Hacia adónde apuntan?
En el caso de las finanzas y los jóvenes, parece que se aplica el refrán ‘mejor malo conocido que bueno por conocer’. Así lo apunta Carlos Sala, que asegura que los jóvenes tienen una tendencia muy marcada a comprar acciones de productos que conocen. Las elegidas suelen ser empresas tecnológicas. «Pero muchas veces se equivocan haciendo esto, porque en la mayoría de los casos no han hecho un análisis correcto del producto», dice. La segunda de las tendencias que remarca el profesor es la de comprar productos domésticos, solamente del mercado español. «Una base clara de las finanzas es que hay que diversificar. Si mañana España fracasa, tú tendrás un problema», advierte.
En cualquier caso, las reinas en la inversión de los jóvenes continúan siendo las criptomonedas. «Hay gente que no entiende qué está haciendo y se mete a comprar criptomonedas. Ahí es donde pierden más dinero aquellos que no tienen educación financiera», apunta el profesor Sala. También lo considera así su colega, Jordi Andreu. «En 2021 hubo el boom de las criptomonedas. Es un activo que se alzó mucho», afirma. También «son un tipo de inversor que busca mucho invertir en el mercado americano, con aplicaciones de fintech que demandan menos dinero para invertir». Y, por último, «existe la moda entre la gente joven más formada de invertir en productos indexados, que son los que tienen muchas menos comisiones y que están en la mayoría de plataformas».
En este sentido, Oliver (CNMV) también entiende que los jóvenes «tienen que ir con cautela en entornos como los de las criptomonedas», porque «las redes sociales están saturadas de temas financieros, y hay que saber diferenciar la información de calidad. Es imposible hacerlo sin educación financiera», insiste.
Tres casos reales
Mario Ibáñez tiene 29 años, y se empezó a formar en inversiones cuando tenía 24. «En 2019, me pagué mi primer curso porque no soy una persona conformista. Aspiro a vivir mi vida de cierta manera». Desde entonces, invierte principalmente en la bolsa de Estados Unidos. Busca empresas de muy poca capitalización, las conocidas como penny stocks, acciones estadounidenses baratas que prometen ganancias extraordinarias. «Empiezas con operaciones de 10 euros y no arriesgas hasta qu eno empiezas a tener operaciones positivas», explica. Actualmente tiene sus ahorros distribuidos en diferentes tipos de inversiones. Le dedica una media hora al dia, en la que invierte una media de 1000 euros. «Hay días en los que generas un 50% de lo invertido, pero no es lo habitual. Normalmente es un 5%, un 12%…». Y se pone un tope. No puede perder más del 3%. «Si tres operaciones me salen mal, paro», concluye.
Aroa Ballesta, de 27 años, se adentró en el mundo de las inversiones hace cuatro años. Actualmente, invierte más de la mitad de su sueldo, sobre todo en fondos de inversión, acciones y, en menor medida, bitcoin. Recuerda que, la primera vez que invirtió, perdió alrededor de 200 euros. Pero con el tiempo su experiencia se ha ido haciendo más positiva. «Llevo un 16% de rentabilidad en el último año», explica. «Lo importante es no retirar el dinero, confío en las empresas en las que invierto», asegura. Sin embargo, no cree que los jóvenes tengan suficiente conocimiento. «O lo estudias por tu cuenta, o nadie te lo explica». En su caso, se influenció de su pareja y se informa a través de vídeos de Youtube. «Con las redes sociales, si quieres, puedes aprender», afirma.
El último de los casos es el de Álex Sánchez, que se autodiagnostica como un «inversor tradicional y cauto». Profesor de instituto, invierte una tercera parte de lo que cobra cada mes. La mayoría en renta variable, y una parte menor, del 30% en acciones, mayormente españolas, «que dan dividendos a largo plazo». Como los demás, intenta «diversificar», pero evita el sector inmobiliario y las tecnológicas por su volatilidad. «Apuesto por fondos de inversiones mundiales o japonenes, que me parecen más seguros» y, además, ha comprado algunas letras del tesoro.
