Nuevo capítulo en la guerra eterna por la protección del lobo. La propuesta de la Comisión Europea para modificar el statu quo del animal ha abierto la caja de los truenos respecto a uno de los temas que más tensión ha generado entre los ganaderos y el Gobierno de Pedro Sánchez.

21 de los 27 miembros de la Unión Europea (UE) se han mostrado a favor a reducir el actual nivel de protección del depredador. Con cuatro abstenciones, sólo España e Irlanda se han mostrado partidarias de mantener al lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), Europa ha dado el primer paso para atajar una de las problemáticas más denunciadas por los ganaderos.

La revisión de la Comisión Europea sobre el lobo en virtud del Convenio de Berna ha sido recibida con optimismo desde las organizaciones profesionales agrarias, aunque a efectos prácticos todo sigue igual.

«Esto es un comienzo para cambiar la visión que se tiene sobre el lobo, pero a nivel técnico todo se mantiene. Se trata de una declaración de intenciones a nivel institucional y de los países europeos, ni siquiera del Parlamento. Luego hay que ver cómo avanza. De momento es una escenificación para empezar a cambiar las cosas», explica en conversación con El Independiente Javier Fatás, responsable de Fauna Silvestre de COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos).

La alianza UPA-COAG señala que desde que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), con Teresa Ribera a la cabeza, incluyó al lobo en el Lespre (septiembre de 2021), los ataques de lobo a las explotaciones de Castilla y León han crecido en torno al 40%. La todavía ministra de Transición Ecológica, acusada por la gente del campo de terminar su etapa «de la peor manera, radicalizando un problema que solo perjudica a los ganaderos», será vicepresidenta ejecutiva al cargo de la Competencia y de la Transición Verde a partir del 1 de noviembre.

Protección del lobo en España

La Comisión Europea sostiene que este punto de inflexión que asoma para el lobo, cuya población en suelo continental se ha recuperado de manera considerable en los últimos 10 años, responde a «un análisis profundo» y a «conflictos reales»; sin embargo, el efecto de la nueva denominación podría diluirse.

Joaquín Antonio, presidente de ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) Ávila, una de las provincias con más ataques del cánido, destaca a este diario el valor del paso que hará ‘mutar’ a la especie de estrictamente protegido a protegido: «Esta herramienta va a dejar que cada gobierno actúe para gestionar la población del lobo. En el caso de España, la Directiva Hábitats permitirá que el lobo sea gestionable y cinegético si el Gobierno quiere, porque si continúa como hasta ahora no va a cambiar nada», lamenta Antonio, que reconoce la noticia como una buena señal para el campo, aunque con «mucho trabajo por hacer».

«Puede ocurrir que se den todos los pasos para que la UE permita que el lobo sea una especie cinegética pero que en España no se llegue a ello. Quizá ahora no cambia nada, pero el Gobierno quedaría retratado. Eso sí, si hubiera un nuevo Gobierno habría la posibilidad de devolver el carácter cinegético a las poblaciones al norte del Río Duero y de además flexibilizar los criterios en otras regiones conflictivas», comenta con esperanza el presidente de ASAJA Ávila.

El nuevo estado del lobo

Desde enero de 2022, el número de ataques de lobo ha disparado un 38% hasta las 8.386 veces que las granjas han sido asaltadas. El número de reses devoradas en el mismo periodo asciende a 13.091.

El desembarco de Ribera en la Comisión Europea preocupa a los ganaderos, ya que la ministra «siempre ha sido una defensora del lobo como Lespre en España y entendemos que ahora intentará trasladar su causa a su nuevo puesto», afirma Fatás, que descarta un golpe de timón de la responsable del MITECO: «Si varía su forma de pensar sería muy bien recibido. La posición que había de ir a más en la protección del lobo se ha parado. La realidad es que se ha visto que las poblaciones son incluso mayores de lo que se pensaba y que hay que empezar a poner límites para no ir contra el desarrollo ganadero».

Los ganaderos españoles, con el impulso de los países europeos, atisban una victoria que reclaman desde hace años, pese a la negativa del Gobierno y de la ministra Ribera: «Hay que alegrarse de que se hable de esto en la UE y de que si se producen las votaciones vayan saliendo adelante las cosas, aunque sea con el voto en contra de nuestro Gobierno, que tendría que ser el primero que defendiera lo que se vive en España. Mientras dure este Gobierno entendemos que no se va a llevar a la práctica ningún cambio en la gestión del lobo, pero es un gran paso para un futuro con cada vez más condicionantes a la ganadería extensiva», concluye Antonio.

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