Es la misión que habrían necesitado los dinosaurios para salvarse de la extinción. Europa se prepara para lanzar el proyecto Hera, su primera misión de defensa interplanetaria para estudiar cómo actuar frente a la eventual llegada de un gran asteroide a la Tierra. Estadísticamente, sabemos que en algún momento una gran roca espacial podría chocar contra nuestro planeta y que, de ser así, podría ser devastador. Por eso mismo, la Agencia Espacial Europea pone en marcha un proyecto sin precedentes para entender qué hacer en caso de que se avecine un gran asteroide, cómo evitar su impacto y, en definitiva, salvar todas las formas de vida que alberga nuestro planeta. «Estamos ante algo histórico», afirman los impulsores de esta misión.
Hera descansa en estos momentos en el interior de un cohete Falcon 9 de SpaceX. Si todo va según lo previsto, el vehículo despegará el lunes día 7 alrededor de las 17.00 (hora peninsular española) desde la base espacial de Cabo Cañaveral de Florida, en Estados Unidos. Aunque, eso sí, en vísperas del despegue aún no está claro si las condiciones meteorológicas son del todo favorables para el lanzamiento. Sobre todo tras el paso del huracán Helene en la zona.
Tampoco está claro si el cohete ha logrado subsanar los fallos técnicos que impidieron su último despegue. Desde la sala de control advierten de que, en caso de aplazarse el lanzamiento del lunes, la misión tendrá un plazo de tres semanas, hasta el 27 de octubre, para alzar el vuelo. Se trata de una ventana de lanzamiento lo suficientemente amplia como para que, con un poco de suerte, Hera pueda viajar al espacio.
La misión viajará hacia los asteroides Dimorfos y Dídimo para estudiar su composición y averiguar sus puntos débiles
Si todo va según lo previsto, la misión despegará este mes de octubre. Una vez en el espacio, la sonda realizará varias maniobras técnicas para encaminarse hacia su destino final. Durante su recorrido pasará por Marte y se aprovechará de su ‘tirón gravitatorio’ para coger impulso y viajar hacia la pareja de asteroides Dimorfo y Dídimo, situados a más de 11 millones de kilómetros de nuestro planeta. En total, se calcula que la sonda tardará unos dos años en llegar a su objetivo. Una vez allí, hacia 2026, la misión tendrá que ejecutar unas minuciosas operaciones para estudiar estas gigantescas rocas espaciales más grandes que la Torre Eiffel y casi tan altas como el Burj Khalifa para entender de qué están hechas y encontrar sus puntos débiles.
Talón de Aquiles de un asteroide
La misión, con un coste de 363 millones de euros, toma su nombre de la diosa griega Hera, protectora de los matrimonios y de las familias. Se trata de una sonda de media tonelada compuesta por una ‘caja’ de unos 6,5 metros por lado y de unas ‘alas’ que suman 11,5 metros en total. Según explican sus creadores, la misión lleva un total de 12 instrumentos científicos a bordo. Entre ellos destacan varias cámaras de última generación (con tecnología de infrarrojos y de detección térmica) para estudiar la composición de los asteroides, escanear su estructura y averiguar sus puntos débiles.
Hera viajará al espacio junto a dos pequeños satélites más: Juventas, que toma su nombre de una ninfa de la mitología clásica, y Milani, bautizada en honor al astrónomo Giovanni Domenico Milani, uno de los pioneros en el estudio de asteroides potencialmente peligrosos para nuestro planeta.
La sonda, con un coste de 363 millones de euros, viaja al espacio con dos nanosatélites que ayudarán a ‘radiografiar’ rocas espaciales
La misión de Hera será estudiar cuál es la forma más eficiente de desviar o destruir un asteroide. Para ello, la sonda europea seguirá los pasos del proyecto DART de la NASA que hace dos años chocó contra el asteroide Dimorfos, compañero de Dídimo, para desviar su órbita. Los primeros análisis desde la distancia indican que la misión americana logró su cometido pero, aún así, todavía no se ha esclarecido cuál ha sido su impacto real. Ahora, Hera viaja hacia allá para recopilar cuanta más información posible sobre estos asteroides, entender su composición y encontrar su talón de Aquiles por si, algún día, si algún día una roca similar se acercara a la Tierra, sepamos cómo destruirla.
Los datos recopilados por ambas misiones, Hera y DART, servirán para trazar el primer «sistema de defensa interplanetaria» de la historia. Hace décadas que las grandes agencias espaciales del mundo monitorean el paso de asteroides cercanos a nuestro planeta para detectar posibles amenazas. Ahora, el objetivo es ir un paso más allá y trazar un plan por si se avecinara una roca espacial gigante. La sonda estadounidense demostró que es posible desviar un asteroide estrellando una sonda contra su superficie. La misión europea pretende averiguar si este hito fue fruto del azar o si, efectivamente, los asteroides son susceptibles a ‘desmoronarse’ ante un choque de este estilo. Sea como sea, Hera también trabajará para recopilar información que permita buscar un plan B en caso de que nos encontremos ante una roca espacial más resistente.
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