La mayoría de profesores llevan escuchando casi toda su vida profesional alguna broma a costa de los dos meses de vacaciones de verano que tienen. Pero ser docente, al menos hoy en día, no es un camino de rosas. Hay escasez de profesionales, como revelaba el informe ‘Observatorio de la Educación y la Formación 2023‘ de la Comisión Europea, porque muchos y muchas se jubilan y no todos están dispuestos a seguir dando clases en un aula.
Todo apunta a que en estos tiempos es más difícil ejercer la labor docente. Y a que hay un menor reconocimiento social, que se nota en el aula, con el alumnado, pero también de puertas para afuera, con sus familias. El informe ‘El profesorado en España 2023’ de la Fundación SM revelaba que uno de cada tres profesores está desmotivado con su labor y únicamente un 24% del profesorado muestra ilusión por dar clase. Eran muchos más años atrás. La dificultad para interesar a los alumnos y alumnas (30%) era una de las cuestiones que planteban más dificultad para el desarrollo de su labor.
Por el Día Mundial de los Docentes que se celebra como todos los años este 5 de octubre, El Periódico de España ha hablado con Loida González y Nacho Gago, reconocidos como mejor docente de educación infantil y secundaria, respectivamente, en los VII Premios Educa Abanca 2023. Ambos explican qué es lo mejor de esta profesión y qué se necesita para que el sistema educativo atienda mejor al alumnado y cuide de sus profesores.Con sistemas educativos innovadores, muchas ganas y conexión con el alumnado, ambos han conseguido reconocimiento fuera y dentro de sus centros.
Nacho Gago, profesor de educación secundaria
Nacho Gago es profesor de secundaria. Salmantino de nacimiento, e ingeniero químico de formación, fue galardonado en los VII Premios Educa Abanca 2023, es docente de Matemáticas, Física y Química desde hace 14 años en el Centro Teresianas de Valladolid.
-¿Qué hace que una persona sea buena docente?
-Sobre todo vocación. Es importantísimo. El día a día del docente es complicado. Son muchas horas de trabajo, y muchos niños o adolescentes con los que trabajar y lidiar, así que también necesitas paciencia.
-¿Qué cualidades se necesitan, además de la paciencia?
-Tienes que tener los conocimientos necesarios para impartir las materias y saber llegar a los alumnos. Por mucho que sepas, si no hay conexión y no te entienden, de poco sirve. La capacidad de transmitir es muy importante. También las ganas de investigar y de seguir formándote.
A la hora de preparar las clases, debes ser innovador y no tener miedo de equivocarte. Y si esto pasa, no frustrarse fácilmente.
-¿Qué diría que es lo mejor de ser profesor?
-El día a día es totalmente diferente. Aunque vayas a impartir la misma materia que todos los años, o se la hayas dado en otro curso horas antes, con alumnos diferentes la clase se convierte en otro mundo. Y eso es muy interesante.
Además, trabajar con gente de esas edades también hace que mantengas la sonrisa y las ganas. Te hacen disfrutar.
«A día de hoy, mantener las clases en silencio absoluto es bastante complicado»
-¿Le gusta dar clase adolescentes?
-Casi siempre, menos algunos días en los que termino muy cansado. Desgasta mucho a nivel energético, a nivel mental. A veces, cuando llegas a casa, necesitas tiempo de soledad y de silencio, porque las clases son lugares bastante ruidosos. A día de hoy, mantenerlas en silencio absoluto es bastante complicado.
¿Cómo es su método educativo?
-La educación tradicional me parece básica y necesaria. Creo que tiene que seguir, pero también me gusta trabajar por proyectos con APS [un tipo de educación en la que los alumnos aprenden al mismo tiempo que hacen un servicio a la comunidad]. También utilizo Aprendizaje Basado en Problemas (ABP): les planteas un problema y tienen que buscar la solución a partir del trabajo cooperativo.
Además uso el -Flipped Classroom,- que viene a ser la clase invertida: tú les lanzas la teoría y al día siguiente tienen que traer hecho ellos el trabajo y haber estudiado la relación en casa; y la gamificación, me parece muy importante aprender jugando.
-¿Nota que las clases han cambiado en los últimos años? Dice que eran más ruidosas.
-Lo son más en comparación con hace unos años. Antes las clases se basaban más en el miedo. El profesor imponía mucho más en el sentido estricto. Llegaba, los alumnos se sentaban y daban la clase perfectamente. Es un método que está muy bien para que el docente dé una clase magistral y se desgaste menos pero, ¿cuál es el aprendizaje real del alumno? Por miedo a preguntar o, directamente, por miedo al docente, se callaban y no hablaban. Luego se preparaban por su cuenta.
A día de hoy eso se ha perdido, lo que me parece que es bueno siempre y cuando no se pierda al respeto. Y el respeto al docente, en muchos lugares y en muchos momentos, por desgracia sí que se pierde. No es mi caso. Tengo bastante suerte. Pero hay muchos que lo pasan mal y que, incluso, dejan su carrera porque no pueden seguir ese ritmo: los alumnos se lo ponen complicado.
«El respeto al docente, en muchos lugares y en muchos momentos, por desgracia sí que se pierde»
-¿Desde cuándo notan este cambio de padres y alumnos?
-Cuando empecé a dar clase ya era así. Estudiando sí era diferente. De 20 años para aquí se ha perdido un poco… pues eso, la idea de que el profesor era una parte muy importante de la sociedad.
Ahora los padres también intervienen mucho más. Se meten en todo tipo de cuestiones, a veces con razón, otras sin. Eso limita mucho a veces mucho a la hora de hacer ciertas actividades porque tienes ahí a hándicap de que puedan quejarse o meterse en tu labor docente.
-¿Por qué cree que ha cambiado?
-Es un poco la evolución de la sociedad. Ha pasado casi de ser la profesión más importante junto a la del médico, a entenderse como un oponente o rival, cuando realmente el docente busca el bien del alumno. Pero, a veces, las quejas llegan antes y directamente a los superiores.
-¿Eso afecta a que no se imparta bien asignaturas como, por ejemplo, la educación afectivo-sexual?
-Debería darse en institutos y colegios, pero es verdad que algunos son reticentes precisamente para evitar los problemas que puedan surgir con las familias.
-¿Tienen problemas con los famosos grupos de Whatsapp de padres?
-Yo no he tenido muchos, pero sí que es verdad que existen. A la que sale cualquier temática son 30 personas para contestar y para dar su opinión sobre cuestiones que pueden ser complejas. Y hay gente que es muy hiriente.
-¿El uso de pantallas también ha cambiado la forma de enseñar?
-Sí. Estamos todavía medio aprendiendo. En algunas clases hemos necesitado el móvil para grabar un vídeo o hacer unas fotos que después editamos en un PowerPoint, un Canva o un vídeo. Claro que, al final, el mal uso de algunos hizo que tirásemos para atrás. Este año hemos prohibido utilizar el móvil en el cnetro, incluso en las clases en la que podría ser necesario, como en Tecnología.
Son adolescentes. Es complicado que hagan un buen uso de las cosas. Pero también tienen que aprender. Es difícil quitarle un móvil a los 12 años cuando llevan con una pantalla desde que son pequeños, muchas veces para que no molesten.
-¿Nota que ahora les cuesta más concentrarse por esto?
-La concentración a día de hoy dura como cinco minutos máximo, aunque también son multitarea precisamente por esto. Deberíamos intentar adaptar las clases a esos periodos de tiempo.
-¿Cuáles diría que son las fortalezas del sistema educativo español?
-Los docentes que tenemos en España son buenos, vocacionales, con ganas que hacen las cosas bien. Sorteamos como podemos las leyes para poder seguir educando, no sin saltárnoslas, pero sí buscando el beneficio de los alumnos para que tengan la mejor calidad de enseñanza posible.
-¿Y las debilidades?
-Una de las debilidades es el cambio continuo de leyes. Cada partido político quiere tener su nueva ley para darle un toque personalizado, generar polémica, que se vea que han hecho las cosas mejor… Pero lo que consiguen es volvernos locos a padres, profesorado y alumnado. Tenemos que hacer un trabajo burocrático brutal que nos impide muchas veces dar calidad a la enseñanza.
La ratio también es un problema. Son muy altas. Si pudiera elegir y dar una co-docencia, es decir, una docencia de dos docentes en un aula, sería maravilloso. Ahora mismo en una clase hay un solo profesor con 30 alumnos, algunos con necesidades especiales, otros con TDAH o autismo, o dislexia, o altas capacidades. Cada uno tiene sus características especiales. Claro que conseguirlo es muy complicado, prácticamente una utopía.
-¿Y qué cambiaría si pudiera?
-Sería partidario de formación continua y obligatoria para los docentes. Es la forma de mejorar. También reduciría las ratios y pondría más co-docencia. Si hubiera siempre dos profesores en el aula sería fantástico. Aumentaría mucho el rendimiento.
-¿Y a la educación inclusiva?
-Por supuesto. Hay muchos centros donde hay alumnos con necesidades especiales muy significativas. Ayudaría también a las familias y a que los niños reciban lo que necesitan cada día para su formación.
Loida González, profesora de Infantil
Loida González es tutora de educación infantil y directora del CEIP Lajares en Fuerteventura. Pese a todas las dificultades, ha conseguido con mucha imaginación y ganas que su aula sea un espacio fantástico para que los niños y niñas más peques aprendan.
-¿Qué hace que una persona sea una una buena profesora?
-Se trata de educar, no solo con vocación, que es lo que escuchamos siempre, sino también con corazón. Intento convertirme en un referente más para los niños, porque nos copian y nos imitan. Busco crear un vínculo para que se sientan protegidos y confíen en mí. Y, sobre todo, respetados: hay que escuchar y valorar cada ritmo. Quiero que se sientan acogidos para que puedan explorar y aprender sin miedo a equivocarse.
-¿Qué es lo mejor de ser profesora?
-Puedo sembrar una ‘semillita’ en el alumnado y aportar para que consigan desarrollarse lo mejor posible en todos los ámbitos. Es el estar cerca de ellos y de ellas, y el cómo te cuidan y te quieren. Es recíproco: no es solo lo que yo les ofrezco, sino lo que me dan a mí. Acabas aprendiendo y mejorando no solo como maestra, sino como persona.
-Para dedicarse a la educación infantil, ¿necesitas unas cualidades específicas o se van aprendiendo?
-Sería interesante que se tomara mucho más en serio la profesión. Modelamos niños. Para mí es una de las más importantes que hay por todo lo que implica: podemos hacer mucho bien pero, si no se tiene cuidado, también podemos afectar negativamente.
Necesitas ser una persona dinámica, siempre dispuesta a aprender. Debemos hacer un reciclaje continuo. También hay que saber aceptar las críticas de forma positiva para seguir mejorando y, sobre todo, tener energía. De los compañeros que tenemos al lado se puede aprender mucho.
-¿Cuál es tu método educativo?
-Tiro de muchas cositas. Por ejemplo, la realidad virtual. No constantemente, pero sí para hacer ciertas llamadas de atención en el alumnado. También tiro de rincones flexibles, es decir, les voy enseñando desde pequeños a que vayan eligiendo las zonas en las que se siente más a gusto para trabajar.
«Sería interesante que se valorara más la profesión, estamos moldeando niños»
Además, uso el maquillaje corporal y la creatividad para para aprender. Por ejemplo, si estoy dando el sistema solar, nos maquillamos de los planetas por equipos y después jugamos a colocarnos por orden. Responden a cuál de ellos es más grande o pequeño, en cuál vivimos o para qué sirve el sol. Al crear un personaje consiguen cambiar de papel sobre la marcha, haciendo que pierdan la timidez mientras aprenden de forma más visual.
Y utilizo el proyector de cine como herramienta de aprendizaje, además de trabajar de forma cooperativa. Les hace hablar mucho en público para ir perdiendo ese miedo a exponer sus ideas sin importar lo que puedan opinar los demás.
-¿Cuáles cree que son las fortalezas del educativo español?
-Se está teniendo muy en cuenta el aprendizaje competencial del alumnado, con el objetivo de que no sea todo memorístico. Poco a poco estamos logrando que las familias y el alumnado pierdan el estereotipo de que el niño bueno es el que saca notazas y que el que tiene dificultades está condenado a una vida laboral menos productiva en el futuro.
Hemos ido viendo, con distintos aprendizajes competenciales, que todos pueden llegar a donde quieran. Nosotros, como docentes, tenemos que encontrar el diamante de cada niño, pulirlo y ver qué se le da bien para ayudarlo a encaminarse. También hemos ido consiguiendo que no se obsesionen tanto por una nota académica.
-¿Y debilidades?
-Tenemos que seguir insistiendo en que las ratios siguen siendo muy elevadas para llegar a toda esa diversidad que hay, porque es casi imposible para un docente poder centrarse en todos.
Además, habría que seguir insistiendo en que lleguen los recursos materiales que hacen falta en los centros. La educación debería ser muy prioritaria para que dejen ya de hacer recortes.
-¿Cree que en este país se prioriza la educación como se debería?
-Es una pena que el sistema educativo dependa del partido político que esté. Deberían hacer determinados acuerdos para que los niños y las niñas al final no sufran tantos cambios [legislativos].
También es verdad que hay recortes en todos los ámbitos, incluido el de sanidad, pero sabemos que la educación es la base para el futuro de cualquier país está. Desde cada aula, cada tutor y cada tutora intenta aportar ese granito de arena para para intentar mejorarlo.