Hace catorce meses, Salvamento y Seguridad Marítima, organismo dependiente del Ministerio de Transportes, dirigido por Óscar Puente, otorgó un contrato para realizar servicios aéreos de emergencias y seguridad marítima desde 3 bases a la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por la compañía de origen malagueño World Aviation y Elit’Avia, proveedor internacional de vuelos con sede en Malta (país conocido por su laxitud fiscal dentro de la Unión Europea). Desde entonces, el actual contratista se ha encontrado con varias dificultades para prestar los servicios de vigilancia y rescate en el mar durante 24 horas todos los días del año en las sedes de Canarias, Galicia y Valencia, tal y como exige el contrato que se adjudicaron.
La investigación realizada conjuntamento por ACTIVOS, diario económico de Prensa Ibérica junto a La Provincia, ha revelado diversas deficiencias en la operativa de un contrato en el que se mezcla un periodo de transición entre compañías, la ausencia en el servicio de un avión de titularidad pública y la supuesta falta de personal para operar los aviones.
1) Una UTE que se estrena
El 27 de julio de 2023, Salvamento Marítimo otorgó la licitación a la UTE que iba a encargarse por primera vez de la gestión del contrato de servicios aéreos de emergencias y seguridad marítima, sustituyendo a la empresa alicantina Avincis, compañía que, tras varios cambios en su capital y de nombre, había operado el servicio durante los últimos treinta años pero renunció a presentarse a la actual licitación.
2) Alerta de deficiencias
El informe técnico que valora la idoneidad de la oferta advirtió de deficiencias de la propuesta, haciendo hincapié en su escasez de personal y en la falta de información sobre los medios tecnológicos que aporta al servicio. Así, el comité de valoración otorgó a la propuesta de este consorcio empresarial una puntuación final de 24,5 puntos sobre 40 posibles.
3) Preparación complicada
No obstante, World Aviation y Elit’Avia iniciaban un periodo de preparación interna entre los que se requerían, entre otras, la consecución por parte de la empresa malagueña del certificado de operador aéreo especial (COE) que le habilitaba para operar en escenarios tan complicados como los del rescate aéreo. AESA, organismo público español responsable de la ordenación, supervisión e inspección de la seguridad del transporte aéreo y de los sistemas de navegación, también dependiente del Ministerio de Transporte, otorgó el COE a World Aviation el pasado mes de julio, por lo que la UTE decidió comenzar a operar los vuelos tomando el testigo de Avincis. Comenzaba entonces la transición del contrato, un periodo de seis meses en los cuales la UTE debia convivir con el anterior adjudicatario para transmitir información y material necesario para prestar el servicio.
Fue entonces cuando, según las fuentes consultadas por este medio, comenzaron las deficiencias en el funcionamiento del servicio en la base de Las Palmas que hablan de falta de personal. Por su parte, la empresa World Aviation sostienen que «el servicio se está prestando de conformidad con el contrato y con la legislación vigente». La UTE asegura que cuenta con 3,5 tripulaciones para volar tanto el avión ubicado en Gran Canaria como el de Valencia y que la base está «cubierta y en servicio». Además, señala que cuenta con un total de 14 pilotos, 11 para el modelo de avión CN235, de los cuales 6 pueden actuar como piloto al mando o copiloto, y 3 para el modelo de avión Partenavia P68. Si bien la compañía reconoce que las tripulaciones no tienen una base específica asignada y van rotando en función de las necesidades.
No obstante, Salvamento reconoce que World Aviation solicitó el pasado mes de septiembre una autorización para poder operar en los periodos de descanso, en condiciones excepcionales y cuando están en riesgo vidas humas. “Está a la espera de recibir la contestación de las autoridades”, afirman desde la entidad lo que supone que en plena crisis migratoria, existen franjas en las que el Sasemar 103 no puede entrar en funcionamiento.
4) Problemas de convivencia
Según pudo saber este medio, Avincis aún no ha devuelto uno de los tres aviones de titularidad pública con los que se opera el servicio. La compañía señala que el avión Airbus CN235 «se encuentra en la fase final de mantenimiento, a la espera de recibir dos piezas de los suministradores». Se trataría, por tanto, de un problema con la cadena de suministro lo que, en palabras de Salvamento «está dificultando la transición del contrato y ha obligado a hacer uso de unidades de respaldo para cubrir la totalidad del servicio».
En este sentido, tanto Salvamento Marítimo como World Aviation aseguran que este incidente está “dificultando la transición del contrato y ha obligado a hacer uso de unidades de respaldo para cubrir la totalidad del servicio». Avincis, por su parte, puntualiza que «tan pronto como se reciban estas piezas el Airbus CN235, este será entregado», refiriéndose a una aeronave que sería la destinada a operar en Santiago de Compostela. Además, la empresa alicantina explica que el mantenimiento del aparato se está llevando a cabo «por petición explícita de Salvamento Marítimo y pese a que el contrato ya había terminado».
5) Crisis en Canarias
Hasta enero de 2025, por los plazos del periodo de convivencia entre antiguo y nuevo adjudicatario, la UTE formada por World Aviation y Elit’Avia no podrá operar en solitario los aviones que el pliego le adjudica. En el horizonte queda por aclarar los términos societarios de ambas compañías.
Mientras tanto, este periodo de transición entre compañías coincide con la oleada de cayucos llegados a Canarias desde Senegal, que se inició en el verano de 2023, debido a la inestabilidad política y social desatada en el país. En los últimos trece meses han arribado a las Islas 62.210 personas, a bordo de 907 barquillas precarias. El avión de Salvamento Marítimo interviene directamente en las labores de localización de cayucos y patera, para facilitar que los buques se dirijan al punto exacto en el que se encuentran, con lo que supone una herramienta crucial para que los rescates sean más rápidos y evitar que las lanchas se pierdan en el Atlántico. Precisamente el martes, este avión localizó un cayuco que se encontraba a la deriva, en la misma zona en la que se produjo el vuelco de una barquilla durante la madrugada del sábado. Una tragedia en la que murieron 63 personas, entre ellas al menos cuatro niños, procedentes de Senegal, Malí y Guinea.