Luka Modric ha recogido la batuta de Toni Kroos y en este Madrid afrancesado (con cuatro galos), el croata es que dirige la partitura blanca. Si Luka llevo el tempo, Valverde, el heredero del 8 del alemán, toca el tambor y Vinicius la trompeta. Y ante el Villarreal dos zapatazos del charrúa y el brasileño decidieron un choque en el que Ancelotti terminó contento con lo que vio en el césped. Sobresalientes estuvieron Camavinga y Vinicius, notables fueron las actuaciones de Vinicius y Modric, Belligham progresa adecuadamente y Mbappé necesita mejorar. El Villarreal, por su parte, pasó con tibieza por Chamartín, se esperaba más colmillo de un Submarino que hizo aguas. La mala noticia para Ancelotti fueron las lesiones de Vinicius, en el hombro, y Carvajal, que se hizo daño en la rodilla derecha y pinta grave.
Tchouameni a la percusión y Modric con el violín
Anda Carletto a vueltas con la pizarra y parece que el dibujo que más le satisface, o el que menos quebraderos de cabeza le da, es el 4-4-2. Por cuarto partido consecutivo apostó por este sistema para parapetarse ante un rival de enjundia: el Villarreal de Marcelino. Pero no era un 4-4-2 cualquiera, tenía matices que ayudaron a cuadrar el puzzle porque retrasaba a un Tchouameni que le convence más de central y con el que gana salida de balón y, sobre todo, volvía a aparecer Modric, futbolista determinante hoy en este Madrid que anda afinando la melodía. Al tiempo, la presencia de Luka da vuelo a un Bellingham al que Carletto también trata de recuperar.
Pero esta apuesta se cobra necesariamente una víctima colateral, un delantero del tridente. En este caso, y se repite porque ya ocurrió en Lille, el damnificado era Rodrygo. Goes pierde peso en la pizarra en favor de la BMV, por más que se reivindique en las redes sociales. No es rotar lo que hace el Madrid. Busca un traje que le quede bien y parece que a Ancelotti le resulta más cómodo uno clásico, con dos arriba y Jude llegando desde atrás, que el esmoquin que lucía con tres delanteros y el inglés a su espalda.
Gol de Valverde
Enfrente comparecía un Villarreal trabajado. Un equipo al que Marcelino le ha dotado de su impronta, sumando tres victorias y un empate en sus cuatro salidas. Andaban intercambiando golpes de reconocimiento cuando el destino, y la pizarra de Francesco Mauri, el hombre de la estrategia en este Madrid, perpetraron un saque en corto de Modric a Bellingham, que dejó pasar para que apareciera Valverde y armase su fusil. El balón tocó en Baena, viejo conocido del uruguayo, y la pelota acabó en la red visitante. Habían pasado 14 minutos y a los blancos se les estaba haciendo bola el choque. Respondió el Villarreal rabioso por la banderilla del charrúa con un remate de Pépé al larguero y otro de Murphy. Las llegadas al espacio de los amarillos generaban pánico en la grada local.
Sin embargo, el gol acomodó a los locales y encendió a un Vinicius, que comenzó a encarar a Kiko Femenía, al que marcó con una amarilla con una de partido por delante. El brasileño dejó solo a Mbappé ante Conde, pero Kylian no anda fino. Ancelotti se marchaba satisfecho al descanso. Su 4-4-2 ofrecía consistencia y soluciones. Quizás menos rock and roll y un poco más de música clásica. Pero eso en el Benarbeú también se aprecia.
Corría el minuto 50 cuando la imagen de Toni Kroos apareció en los marcadores de Bernabéu, en un palco con sus hijos. Hacía 125 días que no pisaba el templo madridista, desde que celebró la conquista de la Champions de Wembley. Y en medio de la ovación de la grada el Villarreal filtró una pelota en el área que dejó a Murphy ante Lunin. El delantero terminó arrollado por Rudiger, pero al Madrid le salvó el fuera de juego por centímetros del delantero castellonense. Fue un aviso de que el partido no estaba ni mucho menos resuelto.
Vinicius sentencia
El partido dormitaba entre el dominio infructuoso del Villarreal y un Madrid que esperaba su momento. Y llegó en el minuto 72, con Mbappé ya sentado en el banquillo y Rodrygo en el campo, Vinicius recibió un pase de Valverde en la posición de 9 y sacó un obús marcando el gol que debió marcar Kylian y que redondeó su deslumbrante partido. Tanto que, además de sellar el triunfo, abría otro melón: ¿debe jugar el brasileño en punta para aprovechar su desequilibrio más cerca del gol y Kylian en la banda, donde está más cómodo? En la secuencia de probaturas de Carletto, es una maniobra a estudiar.
Llega el Real Madrid al parón de selecciones con las aguas calmadas y una idea de lo que se puede ir perfilando como la hoja de ruta del equipo. En ella solo se atisba un asunto inquietante, la dependencia del metrónomo de Modric a sus 39 años. Carletto tendrá que medir sus descansos y sus esfuerzos porque el equipo con él en el campo es otro. Más afinado, más melódico, más reconocible.