Los socialistas españoles se desmarcan de sus socios en el Parlamento Europeo en el apoyo a Ucrania. De los socios de coalición en el Gobierno, Sumar, y de los socios parlamentarios, al votar a favor del uso de los modernos misiles Taurus contra objetivos en suelo ruso. Y se desmarca el PSOE de su partido hermano en Alemania, el SPD de Olaf Scholz, que se niega a cumplir lo acordado en la Eurocámara, aprovechando su liderazgo militar, y la patente de un armamento de fabricación germana, pero que también posee España.
La delegación socialista española mantiene su inequívoco apoyo Kiev, pesar de tener que enfrentarse a la poderosa representación del SPD alemán, en una polémica que adquirió especial trascendencia esta semana. El PSOE dio su voto favorable al uso ofensivo en suelo ruso, «contra objetivos militares legítimos», de armamento entregado por los países de la Unión Europea. Concretamente, de los misiles Taurus.
Ucrania no sólo los quiere, sino que los pide para atacar al régimen de Vladímir Putin. Y este jueves quedó claro con la visita del viceministro de Defensa ucraniano. Dmytro Klimenkov comparecía ante el subcomité de Defensa de la Eurocámara en busca de «un mayor compromiso» de los Estados miembros con su promesa de apoyar a Kiev «tanto como sea necesario» para que gane la guerra a Rusia.
Fuentes europarlamentarias explican que Alemania «es quien marca el paso» en las instituciones europeas en todo lo que tiene que ver con la ayuda militar al Gobierno de Volodímir Zelenski. No sólo es la locomotora económica de Europa, es el país más influyente en términos militares desde que Scholz dio un brusco giro a su política militar, tras el inicio de la invasión rusa a Ucrania. El canciller socialdemócrata triplicó el presupuesto en Defensa y abandonó la tradicional postura pacifista de Alemania herencia de la II Guerra Mundial y del proceso de reunificación en los años 90.
Pero, del mismo modo que le costó dar el paso de aceptar la entrega de carros de combate, hace poco más de un año a Ucrania, ahora no quiere entregar este moderno sistema armamentístico, por su letalidad y operatividad. A pesar de su debilidad política, de que toda la oposición se lo reclama «y de que su Gobierno está dividido porque hasta los Verdes se lo piden», Scholz teme que esta decisión sea interpretada por Moscú «como que Alemania entra en guerra».
El canciller alega que quiere «mantener a Alemania fuerte». Pero esta división en las filas socialistas tiene una derivada llamativa. La líder de la Alianza de Socialistas y Demócratas (S&D) en la Eurocámara es la española Iratxe García, miembro de la Ejecutiva del PSOE y voz de Pedro Sánchez en la Unión. García fue muy cuestionada en ese cargo, ya la pasada legislatura, precisamente por los europarlamentarios alemanes, pero logró repetir dado que el SPD tuvo en Alemania peores resultados el 9-J que el PSOE en España.
En su discurso ante el subcomité, Klimenkov reclamaba el cumplimiento de esa votación del pleno de la Eurocámara, precisamente. Que los Veintisiete «levanten sus restricciones» para usar en suelo ruso el armamento entregado por los Veintisiete.
La resolución
Concretamente, la resolución adoptada el pasado 19 de septiembre recordaba que «Ucrania, como víctima de agresión, tiene un derecho inmanente de legítima defensa», y que «la importante, aunque todavía insuficiente, ayuda militar […] está concebida para permitir a Ucrania defenderse eficazmente», no sirve para ganar en este momento de la confrontación a menos que los Estados miembros «levanten inmediatamente todas las restricciones al uso de los sistemas armamentísticos».
Es decir, que Alemania levante su veto tácito a Ucrania de atacar «objetivos militares legítimos en territorio ruso». En caso contrario, continúa el texto apoyado por el PSOE, estará «dificultando que Ucrania ejerza plenamente su derecho de legítima defensa».
En el debate de este jueves, el eurodiputado del Partido Popular, Nicolás Pascual de la Parte, exigió a los socialistas «permitir a Kiev el uso sin restricciones del material y las capacidades militares cedidas». Y puso un ejemplo muy visual, «no sirve de nada darle balones a un equipo de fútbol si no le dejas cruzar le medio campo para marcarle goles al adversario«.
La llamada de atención del eurodiputado popular, exembajador de España ante la OTAN, coincidía de pleno con la Resolución Común aprobada por la Eurocámara. Pascual de la Parte, que es también coordinador del EPP en el citado subcomité, manifestó que «estaremos codo con codo con el pueblo y el Gobierno ucranianos en su heroica lucha por su libertad, su soberanía e independencia, que es la de todos los europeos».
Hoy en el pleno del @Europarl_ES 🇪🇺he reclamado el levantamiento de las limitaciones del uso de armas en suelo ruso. Nuestro inquebrantable compromiso con Ucrania debe incluir también el apoyo financiero y la ayuda humanitaria 👇 pic.twitter.com/L60f8EQBMi
— Nicolás Pascual de la Parte MEP (@MEPNicolas) September 18, 2024
El texto de la Eurocámara también reiteraba, expresamente, el «llamamiento a los Estados miembros para que cumplan su compromiso de marzo de 2023 de entregar a Ucrania un millón de unidades completas de munición y acelerar el suministro de armas, en particular de sistemas modernos de defensa aérea y otras armas y municiones en respuesta a necesidades claramente identificadas, incluidos los misiles Taurus«.
Estos misiles (cuyo nombre es la abreviatura de Target Adaptive Unitary y Dispensador Robotic Ubiquity System) sólo operan principalmente en Alemania, aunque también disponen de ellos Corea del Sur y España. La posición de los socialistas españoles, en todo caso, contrastó con la de su socio minoritario en el Gobierno de coalición, que votó en contra, así como el resto de eurodiputados de los socios del PSOE, como Irene Montero (Podemos) o Diana Riba (ERC).
El apoyo a Ucrania «debe ser político y económico, pero también militar», afirma Pascual de la Parte. El eurodiputado popular español, coordinador del PPE en el subcomité, insistió en la necesidad de que los Estados miembros sean consecuentes con los compromisos adquiridos, puesto que «nuestro futuro y nuestra seguridad se están decidiendo en los campos de batalla de Ucrania. Hemos de estar pues a la altura del desafío».