Arrasate recordaba en las horas previas al partido que no quería que el equipo se instalara en la euforia, después de esas tres victorias consecutivas que habían situado al Mallorca en plazas europeas. Sus palabras han sido premonitorias porque, como dijo, había muchas cosas que sus jugadores podían mejorar. Se lo demostró, en menos de veinticuatro horas, el Espanyol, y desde el minuto 1. Los rojillos encararon el partido sin la energía que se precisa para cualquier partido de esta liga de Primera. El rival ahogó al Mallorca desde la salida de balón y tuvo su insistencia tuvo premio cuando apenas habían pasado 20 minutos.

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