El mal cuerpo que se te queda cuando ves que les llevan de vuelta a su infierno. Parecía imposible este desenlace. Todo lo que han peleado sus abogados, todo lo que han sufrido estos solicitantes de asilo saharauis, todo lo que han luchado con la esperanza de conseguir la libertad no ha valido de nada.

A las 3 horas de la noche, dieciséis saharauis ya estaban en Marrakech. Ha sido contratada una empresa de seguridad compuesta fundamentalmente por marroquíes que les han apaleado. Así les han podido subir al avión. El otro día ya les llevaron a la pista del aeropuerto para embarcarles, pero se negaron, y de esta manera consiguieron quedarse en tierra. Se podía pensar que con todo el interés que había despertado este tema, con todas las muestras de solidaridad, todas las denuncias y todo el desprestigio que este asunto ha supuesto para su titular, Interior se olvidaría y les dejaría en libertad para reiniciar una nueva solicitud de papeles.

Tantas instituciones se habían pronunciado a favor de estos saharauis, las Juezas y Jueces para la democracia, la Unión progresista de Fiscales, parlamentarios en España y en la Unión Europea, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR). Por segunda vez, la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados vio cancelada por el ministro de Interior una visita a los detenidos. En otras ocasiones, nuestros diputados intentaron acceder a la sala de inadmitidos de Barajas, en el ejercicio de sus funciones, y la policía se lo impidió.

Les han tenido con chinches, en unas dependencias que limpiaban una vez al día para cientos de personas. La comida, podrida

A estos saharauis ya les conocíamos un poco. Teníamos su cara, su historia, algunas fotos que nos conmovían por la juventud de sus protagonistas. Cuesta más encajar este revés cuando la prensa se ha hecho eco de todas las etapas de esta espera angustiosa.
Han recibido un trato inmundo. Lo ha denunciado el propio sindicato Unificado de Policía. Les han tenido con chinches, en unas dependencias que limpiaban una vez al día para cientos de personas. La comida, podrida. Comían el pan. Ha habido enfermos que no han sido atendidos, entre ellos dos niños de año y medio. Él con unas llagas impresionantes en las piernas y en los pies. Ella, sin diagnóstico, pero con paracetamol. Cuando su madre abortó, el médico decidió que se quedara a dormir en el hospital, pero la policía se la llevó de vuelta. Estaban peor que presos, incomunicados, sin ver el sol, en un sitio repugnante.

La vía humanitaria podía haberse utilizado en algunos casos. Las decisiones sobre el asilo no parece que se hayan atenido a los casos concretos que se presentaban sino que han cubierto el expediente con negativas genéricas sin rendir cuentas pormenorizadas de cada caso. Y esto tanto por parte de la Administración como de la Judicatura. La imposición de traductores marroquíes añade un toque siniestro a la ristra de indecencias. Dice Marlaska que no son acreedores de protección internacional. Miente. Ahí están los expedientes y la ley para demostrarlo. Nos caerá otra multa de la UE. No pasa nada. Una componenda con Marruecos cuesta lo que haga falta, aunque esté en juego la integridad de las personas.

Ahora, Marruecos aprovecha esta victoria para cargar contra los saharauis diciendo que pretenden desacreditar a Marruecos y perjudicar las relaciones con España. Y habla de fortalecer la cooperación en una amplia gama de temas, incluyendo la posición sobre la soberanía marroquí del Sahara, la inclusión del territorio del Sáhara Occidental en los planes de inversión internacional, la resolución de las disputas fronterizas marítimas y aéreas, y la apertura del Sahara al capital español. Lo acatamos todo.


Cristina Martínez Benítez de Lugo es participante en el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis

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