A principios de septiembre, las fuerzas ucranianas comenzaron a desplegar drones flotantes equipados con tanques llenos de termita, un metal incendiario que se dispersa en forma líquida y arde a temperaturas que alcanzan los 5,000 grados Fahrenheit. Las fuerzas rusas no tardaron en responder y, semanas después, improvisaron sus propias versiones de los llamados “drones dragón” ucranianos.

Estos drones dragón han sido dirigidos principalmente contra búnkeres, trincheras y los soldados que los ocupan. Los operadores calculan que tanto las estructuras como las tropas son extremadamente vulnerables a las bombas incendiarias, que al adherirse pueden matar a un ser humano en cuestión de segundos.

No obstante, los dispositivos incendiarios también han demostrado su efectividad contra vehículos blindados, como lo descubrió (o más bien redescubrió) esta semana una brigada ucraniana en el este de Ucrania.

El jueves o incluso antes, la 30.ª Brigada Mecanizada del ejército ucraniano, que defendía posiciones alrededor de Minkivka, a unas 40 millas al norte de la fortaleza ucraniana de Pokrovsk, detectó un tanque ruso aislado, posiblemente perteneciente a la cercana Brigada de Voluntarios Rusos del Norte-V, avanzando por una carretera flanqueada por árboles a plena luz del día.

Un dron ucraniano que operaba a distancia observó cómo las tropas ucranianas atacaron al tanque, probablemente utilizando un misil antitanque. El primer impacto dejó al tanque tortuga inmovilizado, convirtiéndolo en un objetivo fácil para el siguiente ataque.

Se presume que uno de los drones dragón de la 30.ª Brigada Mecanizada estaba en la posición ideal para neutralizar al tanque. El dron sobrevoló el vehículo, esparciendo termita, una sustancia similar a la lava, sobre toda su superficie. En pocos minutos, el tanque quedó envuelto en llamas. “Probablemente, este sea el primer caso documentado de un dron dragón atacando un vehículo blindado ruso”, comentó WarTranslated, un analista estonio.

La efectividad de los misiles incendiarios como arma antitanque no debería sorprender, aunque tanto los operadores de drones rusos como ucranianos han tardado algunas semanas en reconocer este potencial.

“Cuando se arroja napalm sobre un tanque, el material inflamable en la superficie puede arder, los neumáticos de las orugas y ruedas pueden incendiarse, las mangueras hidráulicas expuestas se rompen y el compartimento del motor puede quedar dañado”, señaló en un estudio el Ejército de Estados Unidos en el año 2000.

Los daños podrían ser aún mayores si la infantería estuviera desplegada sobre el tanque, una táctica común en los 31 meses de conflicto entre Rusia y Ucrania. “El napalm también puede detonar la munición montada externamente, provocando una explosión secundaria o fragmentación que puede herir o matar a los soldados sobre el vehículo”, explicó el estudio del ejército estadounidense. “Esta explosión o incendio secundario representa un peligro grave para las tropas montadas”.

A pesar del éxito de este ataque, no se espera que los drones dragón comiencen a atacar masivamente a los tanques rusos. La naturaleza imprecisa del ataque incendiario requiere que el objetivo esté previamente inmovilizado, como sucedió en el caso del tanque destruido por la 30.ª Brigada Mecanizada.

Sin embargo, los operadores de drones en esta guerra han demostrado una notable capacidad para adaptarse rápidamente. Algunos operadores ucranianos de drones FPV con vista en primera persona ya son tan hábiles que pueden destruir drones rusos en pleno vuelo o guiar sus explosivos bajo los blindajes adicionales de los tanques tortuga rusos.

Con el tiempo, los operadores de los drones dragón mejorarán su precisión. Es posible que, en un futuro cercano, puedan incinerar tanques enemigos en pleno movimiento.



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