Durante la medianoche del jueves, aviones de guerra de Israel lanzaron ataques aéreos sobre un búnker subterráneo en el que se creía que altos líderes de Hezbolá, incluido el supuesto sucesor del recientemente asesinado jefe del grupo, estaban reunidos, según declaraciones de tres funcionarios israelíes.

Las explosiones resultantes fueron de gran magnitud y afectaron varios barrios densamente poblados al sur de Beirut, provocando ondas expansivas que hicieron temblar edificios en toda la capital libanesa.

Los funcionarios israelíes, quienes solicitaron el anonimato debido a la naturaleza de la información, indicaron que el ejército había recibido datos de inteligencia que apuntaban a una reunión de líderes en un búnker ubicado en Dahyia, nombre con el que se conocen los suburbios del sur de Beirut. Entre los presentes estaría Hashem Safieddine, primo y posible sucesor de Hassan Nasrallah, el antiguo jefe de Hezbolá que fue asesinado la semana pasada en un ataque similar, de acuerdo con las fuentes.

Israel se encuentra actualmente inmerso en operaciones de gran envergadura en múltiples frentes. Poco después de las explosiones en Dahyia, bastión de Hezbolá, se produjo un ataque aéreo israelí en Tulkarem, en la Cisjordania ocupada por Israel, que dejó al menos 18 muertos, según las autoridades sanitarias palestinas. Esta cifra es notablemente alta en comparación con los anteriores ataques israelíes en la zona, los cuales han escalado debido a la actual guerra contra Hamás en la pequeña franja de Gaza.

Aunque Israel ha usado principalmente aviones no tripulados en Judea y Samaria desde el 7 de octubre, los cazas y bombarderos han sido desplegados sobre todo en Gaza.

El jueves, en Gaza, el ejército israelí lanzó numerosos ataques, y según las autoridades sanitarias locales, cerca de 100 personas perdieron la vida en las últimas 24 horas, la cifra diaria más alta registrada en los últimos tres meses.

Se perciben señales de que Israel podría estar preparando una intensificación de la invasión terrestre en Líbano, iniciada esta semana en su lucha contra Hezbolá. Ese mismo jueves, el ejército israelí advirtió a los residentes de más de 20 localidades en el sur del Líbano que evacuaran sus hogares de inmediato y que evitaran dirigirse al sur, hacia la frontera israelí. Adicionalmente, se informó que Israel ha enviado una quinta división de tropas a la zona fronteriza.

A pesar de los continuos intentos de Hezbolá por atacar a Israel, las defensas aéreas israelíes han logrado frustrar estos esfuerzos. Según el ejército israelí, el jueves se lanzaron al menos 200 cohetes desde el Líbano hacia Israel, pero no se registraron heridos, de acuerdo con el servicio de emergencias israelí, Magen David Adom.

Mientras tanto, las autoridades israelíes continúan evaluando una posible respuesta militar contra Irán, país que el martes lanzó cerca de 200 misiles contra diversos objetivos en Israel. Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, quien ha prometido tomar represalias por dicho ataque con misiles, declaró el miércoles que su nación está luchando “una guerra dura contra el eje del mal de Irán”.

En un esfuerzo aparente por contener la escalada y la expansión de los conflictos en Oriente Medio, el presidente Joe Biden expresó el miércoles que no apoyaría un ataque israelí contra las instalaciones nucleares de Irán. El jueves, los precios del petróleo subieron tras las declaraciones de Biden, quien al ser preguntado sobre un posible apoyo a un ataque israelí a las instalaciones petroleras iraníes respondió: “Estamos discutiendo eso. Creo que sería algo… en fin”.

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