En su segundo ataque masivo en menos de 6 meses, Irán lanzó centenares de misiles balísticos de medio alcance hacia Israel en la tarde del martes. Las Fuerzas de Defensa (FDI) de Netanyahu calculan que alrededor de 200 alcanzaron su espacio aéreo, un número que no tiene en cuenta la cantidad de proyectiles que podrían haber sido derribados a su paso por Jordania ni de los que se hicieron cargo las fuerzas aliadas desde el mar Mediterráneo, entre las que no se encuentra España al carecer de despliegue en la región.
«Estamos en alerta máxima, tanto defensiva como ofensivamente», dijo Daniel Hagari, contralmirante de las FDI. «Defenderemos a los ciudadanos del Estado de Israel», prosiguió antes de decir que actuarán «en el lugar y el momento» que las Fuerzas de Defensa decidan.
Mientras desde el gabinete de Netanyahu deciden los siguientes pasos, lo único que está claro por el momento es la competencia armamentística —tanto de ataque como de defensa— de Israel. Los avances tecnológicos cosechados en los últimos años han dado como resultado el desarrollo de cúpulas antiaéreas eficaces y también de misiles de largo alcance que se unen con la capacidad nuclear del país.
Familia de misiles Jericó
De entre todo el armamento, la familia de misiles Jericó es la más capaz de cuantas están en activo dentro de las Fuerzas de Defensa de Israel. El primer modelo de la saga, conocido como Jericó I, comenzó a desarrollarse a principios de los años 60 con ayuda de la compañía francesa Dassault, quien proporcionó a Tel Aviv la plataforma de su misil MD-620, tal y como recoge el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
Desde 1965 a 1968, se realizaron aproximadamente 16 lanzamientos de prueba para validar la tecnología del arma, de los que 10 resultaron exitosos. Más tarde, ya en la década de los 70, Israel fabricó unas 50 unidades del Jericó I y se convirtió en la primera plataforma compatible con el arsenal nuclear en el que ya trabajaba el país.
El Jericó I entró entonces en servicio en 1973 y se mantuvo en él hasta los años 90. Las especificaciones que manejaba por entonces lo colocaban dentro de la categoría de los misiles balísticos de corto alcance con un rango operativo de 500 kilómetros y 450 kilogramos de ojiva. Esta última podía ser tanto de alto explosivo como una cabeza de nuclear de 20 kilotones.
Prácticamente en paralelo y considerando la escasa capacidad de alcance del Jericó I, los ingenieros de Israel comenzaron en 1977 a trabajar en el denominado Jericó II. Según explican en el CSIS, el desarrollo del Jericó II vino motivado por la negativa de EEUU a la solicitud de Israel para adquirir el misil balístico de alcance intermedio Pershing II.
Este segundo modelo entró en servicio en 1989 y, hasta 2001, se llevaron a cabo 8 lanzamientos de prueba. También se sabe de la participación de Sudáfrica en el desarrollo del sistema permitiendo algunos lanzamientos desde su territorio, aunque oficialmente se trataban de pruebas para el programa espacial del país africano.
En cuanto a especificaciones, el Jericó II se encuadra dentro de la categoría de misiles balísticos de dos etapas, alcance intermedio y lanzador móvil. Está propulsado por combustible sólido y tiene un alcance de 1.500 kilómetros; distancia suficiente como para impactar en territorio iraní, algo que el Jericó I no podía.
La carga útil está protagonizada por 1.500 kilogramos de material alto explosivo sustituibles por una ojiva nuclear de hasta 1 megatón. El Jericó II tiene 15 metros de largo por 1,35 metros de diámetro y un peso en el momento del lanzamiento de 22 toneladas. Este modelo de misil todavía se mantiene en activo.
Asimismo, algunos reportes indican que el desarrollo del Jericó II también sirve para colocar cargas en órbita, principalmente dentro del programa del vehículo de lanzamiento espacial Shavit, de producción nacional israelí. Según los científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, un Shavit «podría transportar una ojiva nuclear a un mínimo de 5.300 kilómetros», siempre y cuando se despliegue desde el misil, mientras que el Departamento de Defensa de EEUU estima un alcance potencial de 7.200 km.
El más potente
El programa Jericó III, también llamado internamente YA-4, es un desarrollo propio israelí para continuar su familia de misiles balísticos de medio alcance. Con la tecnología del Jericó II muy superada a principios de este milenio, Israel encargó a algunas compañías nacionales la creación de una nueva plataforma que incluyera los últimos avances.
La primera prueba del Jericó III se realizó en enero de 2008 y entró en servicio en el 2011, manteniéndose en la actualidad y oficialmente como el misil más capaz, aunque ya existe el relevo. Las FDI también realizaron algunas pruebas en julio de 2013 e incorporaron algunas novedades respecto al modelo original. La más importante de todas fue la integración de un nuevo propulsor, lo que podría dar como resultado una nueva variante del misil.
Los detalles sobre el Jericó III son realmente escasos. Israel guarda bajo llave algunas de las especificaciones y características clave, como por ejemplo si se trata de un misil de 2 o 3 etapas. Se estima que mide 16 metros de largo por 1,56 de diámetro y podría sumar 29 toneladas en el momento de lanzamiento, con aproximadamente 1.000 kilogramos dedicados a la cabeza de guerra.
El misil es compatible con alrededor de medio centenar de cabezas nucleares que guarda Israel en su arsenal, además de con otro tipo de ojivas de alto explosivo. En cuanto al rango operativo, se cree que puede alcanzar los 6.500 kilómetros empleando un sistema de guiado inercial independiente de los satélites de la constelación de GPS, por lo que puede operar en entornos electromagnéticamente comprometidos.