El cineasta Steven Soderbergh empezó fuerte, ganando la Palma de Oro del festival de Cannes con su primer largo, ‘Sexo, mentiras y cintas de vídeo’, cuando solo tenía 26 años. Su filmografía posterior ha sido, con sus altibajos, una de las más ricas y flexibles de cuantas se hayan visto en el moderno cine estadounidense. Soderbergh ha sabido jugar en el ‘mainstream’ sin perder impronta personal: ahí quedan grandes ejemplos como ‘Un romance muy peligroso’ (una de las mejores adaptaciones a la pantalla de la obra de Elmore Leonard), ‘Traffic’ (que le valió el Oscar al mejor director en 2000), las tres primeras entregas (sin contar el original de 1960) de la saga ‘Ocean’s’ o la primera y tercera de ‘Magic Mike’. Cuando Hollywood quiso ficharle para coproducir la gala de los Oscar de 2021, su propuesta fue una especie de ‘after-party’ más parecida a unos Globos de Oro, aunque con el buen gusto de Questlove a los platos.

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