La ‘kalejira’ de los ultras del Anderlecht hacia Anoeta se ha completado con seguridad. El fuerte dispositivo policial de la Ertzaintza ha disipado cualquier idea de intentar algo, alejando lo máximo posible la llegada de los radicales belgas de la zona de la afición realista y de los propis ultras locales. El único pero es el de haberlos paseado por el centro de Donostia como si fueran turistas, incluso sin escolta policial en el primer tramo desde el Boulevard hasta la zona del Mercado de San Martín. Muy distinto trato al que recibe la afición realista por Europa, mismamente en Niza.

Los radicales belgas se han dirigido, con el clásico bengaleo y petardeo, desde la Parte Vieja donostiarra hacia la Plaza Bilbao, zona muy concurrida. Ahí les han mandado cruzar el Puente Mundaiz para retenerlos juntos durante un rato cerca de las oficinas de la Policía Nacional. Medida preventiva para no hacerles entrar a Anoeta por la Avenida Madrid, cerca de las plazas Ferrerías y Armerías, donde hace la previa gran parte de la afición realista, incluidos los ultras.

La rotonda de Anoeta estaba blindada por coches y efectivos de la Ertzaintza, incluso drones. No había quien intentara algo ahí. Finalmente, con algo de retraso, los ultras radicales han aparecido por el Paseo Zorroaga, al grito de «puta Sociedad, puta Sociedad», en referencia a la Real de manera equivocada, con alguna bengala encendida pero bastante tranquilos. La Ertzaintza escoltó al grupo, que encabezaba una ‘kalejira’ en la que también venían aficionados normales, hasta el primer punto de control de su puerta de acceso. Tranquilidad dentro de la anormalidad que generan estos elementos. Hora del fútbol.

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