Llamamiento de los pediatras para fijar la atención en uno de los mayores retos sanitarios: la salud mental de niños y adolescentes. Cada vez más maltrecha, han dicho esta mañana el doctor Pedro J. Rodríguez Hernández, presidente de la Sociedad de Psiquiatría Infantil (SPI). «Estamos aterrorizados por la elevada prevalencia», ha señalado. «Si antes de la pandemia la situación ya era complicada, puesto que aproximadamente el 10% de los niños y el 20% de los adolescentes padecía algún tipo de trastorno mental, el escenario actual es de absoluta emergencia, pues la cifra se ha disparado hasta un 47% desde entonces«, ha añadido la doctora Paula Armero, coordinadora del Comité de Salud Mental de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
La AEP ha elaborado un manifiesto en el que plantea propuestas claras para enfrentar esta crisis. Porque, advierte: el 70% de los trastornos mentales se inicia durante la infancia y adolescencia. De ansiedad, del comportamiento, del ánimo (también depresión), autolesiones, intentos autolíticos, suicidios consumados (más en chicos)… A los pediatras les preocupa enormemente el sufrimiento que están viendo. Manejan cifras alarmantes: alrededor del 25 %, uno de cada cuatro, desarrollarán un trastorno mental, han explicado esta mañana en una rueda de prensa organizada por la AEP con motivo del próximo 8 de octubre, que se conmemora el Día de la Pediatría.
Población vulnerable
Las cifras entre esta franja de la población «tan vulnerable» no han dejado de crecer en los últimos años, insisten. Así lo certifican el 95% de los pediatras encuestados en un análisis publicado en ‘Anales de Pediatría’. Después de la pandemia, como vienen advirtiendo desde hace ya mucho tiempo, se han triplicado los trastornos de ansiedad, de conducta alimentaria o del sueño. «Esto está tensionando mucho las unidades de salud mental infanto-juvenil«, ha indicado el doctor Rodríguez Hernández, a quien también le preocupan «otras patologías no tan llamativas» como el aumento de casos de falta de atención, hiperactividad e impulsividad, encuadrados en trastorno de déficit atencional e hiperactividad (TDAH), dislexia, o problemas de aprendizaje.
La sociedad científica reivindica que, cuanto antes, se apliquen cuatro medidas para «allanar la curva» de los trastornos mentales desde la niñez
Bajo el lema ‘Pediatría y salud mental: construyendo futuros saludables’, los 13.000 pediatras que conforman la AEP han hecho un llamamiento y han elaborado un manifiesto en el que se plantean propuestas claras. La sociedad científica reivindica que, cuanto antes, se apliquen cuatro medidas para «allanar la curva» de los trastornos mentales desde la niñez. Piden más formación especializada en salud mental para los pediatras y que los residentes en pediatría roten durante su formación en servicios de psiquiatría infantil y que los profesionales en ejercicio tengan acceso a formación continuada.
Prevención
Además, urgen a implementar programas de prevención desde los primeros niveles de atención, con protocolos específicos para el cribado en edades clave y la intervención temprana en las escuelas y los centros de salud. «Los programas de salud del niño sano deberían ampliar el contenido en salud mental, incluyendo test de screening», asegura el doctor Pedro J. Rodríguez Hernández, presidente de la SPI que, ha dicho, la idea es realizar una guía de práctica clínica, algo que depende del Ministerio de Sanidad. «Esta guía no solo debe enfocarse en trastornos mentales, también en estilos de crianza y parentalidad, y en todos los factores que pueden ser de riesgo», ha apuntado.
Han pedido establecer alianzas con entidades del ámbito educativo y social para implementar programas de apoyo. Y han subrayado: no basta con los «esfuerzos individuales». Se necesita fortalecer la colaboración entre psiquiatras, psicólogos, enfermeras, pediatras de Atención Primaria, trabajadores sociales y educadores para ofrecer «una atención integral y personalizada a cada paciente».
Falta de profesionales
«Para ello es imprescindible contar con el personal suficiente, además de tiempo», ha recalcado Armero. Porque, como añadió su compañero Luis Blesa, presidente de la AEP, las reivindicaciones de los pediatras se suceden año tras año. Y las soluciones se demoran en un escenario de «desgaste y sobrecarga» entre los profesionales.
El reconocimiento de la Psiquiatría Infantil y Adolescente como especialidad ha sido un paso adelante que responde a la evolución de los conocimientos científicos y a la creciente demanda asistencial en este ámbito. Pero es insuficiente para afrontar los retos actuales. En España, ya se han creado consultas de especialidades pediátricas que todavía no cuentan con un reconocimiento oficial, a pesar de que la AEP lleva más de una década reivindicándolo.
Las especialidades
La falta de reconocimiento dificulta la «adecuada capacitación de los profesionales y la organización de los recursos asistenciales, por lo que deberían simplificarse mucho más los trámites para lograr esta oficialización», han añadido. Actualmente, las especialidades de Neonatología, Cuidados Intensivos, Urgencias, Endocrinología y Neurología pediátricas han recibido el visto bueno de la Comisión Nacional de la Especialidad de Pediatría para ser reconocidas como Áreas de Capacitación Específica (ACE).
Pero, han añadido, aún están intentando lograr los informes favorables y los estudios económicos de siete comunidades autónomas diferentes que estableció como requisito el Real Decreto 589/2022, de 19 de julio, por el que se regulan la formación transversal de las especialidades en Ciencias de la Salud. Otras disciplinas, han dicho, están acudiendo a vías alternativas para lograr su oficialización a través del diploma de formación continuada.