A la 1 y 29 del pasado sábado recibieron en la oenegé Ca-minando Fronteras la primera llamada de alerta. Era un inmigrante senegalés radicado en Francia. Este había recibido una llamada desde el cayuco que a esa hora se aproximaba a la isla El Hierro. El pasajero le había dicho dos cosas principales: que el motor de la embarcación no funcionaba, y que desde donde estaban veían luces de la costa.

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