Más allá de aprender, los estudiantes de 2º de bachillerato tienen una misión: aprobar selectividad. La tarea del profesorado es entrenarles para salir airosos del envite. El objetivo no es solo aprobar (eso lo hace la inmensa mayoría, más de un 96%) sino brillar, sacar una buena nota para conseguir plaza en la facultad deseada. En la calificación final, el 60% corresponde a la media de los dos cursos de bachillerato y el 40% a la PAU (Prueba de Acceso a la Universidad).
Tras la transformación que sufrió el examen por el impacto de la Covid y algunos otros vaivenes políticos, este año la selectividad cambia definitivamente para adaptarse a la actual ley educativa, la Lomloe, que consagra la educación competencial. Esto es, de momento, lo que se sabe oficialmente de la prueba, en la que tienen competencias tres organismos: el gobierno autonómico, los rectores y las rectoras, y el Ministerio de Educación.
Las fechas
Todavía no se sabe cuándo tendrán lugar las PAU 2025. La Conferencia de rectores y rectoras de Universidades Españolas (CRUE) ve con buenos ojos que se celebre durante la primera semana de junio en todas las autonomías. Pero todavía no hay nada decidido al respecto.
Hasta ahora, cada autonomía tenía sus fechas propias. Como el espíritu de la Lomloe es confeccionar una selectividad más homogénea (que no quiere decir un examen único e idéntico en toda España, algo imposible), los rectores animan a que se celebre en la semana del 2 al 6 de junio de 2025. Concretamente, el 3, 4 y 5 de junio. Pero añaden: “Siempre y cuando los calendarios educativos así lo permitan y de forma que cada territorio pueda definir la secuencia concreta de pruebas que mejor se ajuste a las necesidades de su estudiantado”. Es decir, cada gobierno decidirá los días.
Los modelos
Los modelos de los exámenes todavía no han llegado a los institutos para que los docentes comiencen a entrenar al alumnado. Esta semana y la que viene, los técnicos de la Conselleria d’Universitats están teniendo reuniones con los coordinadores de cada materia para avanzar en el diseño de las pruebas. A partir de ahí, aterrizarán en los centros educativos. Este año, al haber cambios sustanciales, los institutos pensaban tener antes estos documentos, pero no ha sido posible.
Un único ejercicio por materia
Al contrario de lo ocurrido durante las últimas ediciones (las de la pandemia y la resaca de la pandemia, donde aumentó la opcionalidad), las PAU 2025 contemplan un único modelo de ejercicio para cada materia. Eso sí, permite elegir entre varias preguntas o tareas. Pero eso, según el real decreto aprobado en junio por el Ministerio de Educación, no implica la disminución del número de competencias evaluadas en el examen. Es decir, en ningún caso la opcionalidad significará estudiar menos temario.
Desde la pandemia, para facilitar el examen tras un curso que fue ‘online’ o semipresencial, los estudiantes tenían opción a elegir entre varios ejercicios y descartar otros. Con la nueva selectividad, solo habrá un modelo de ejercicio (que variará en cada comunidad autónoma) para cada asignatura. Los estudiantes tendrán opción de elegir entre varias preguntas o tareas de este examen.
El tipo de preguntas
Las rectoras y los rectores universitarios proponen que el tipo de preguntas en cada uno de los apartados propuestos puedan requerir respuestas cerradas, semiconstruidas o abiertas. “Siempre y cuando –añaden– la puntuación asignada a preguntas/tareas de respuesta abierta y semisconstruida alcance como mínimo el 70%”.
La penalización de las faltas y la presentación
Las nuevas PAU (se adopta así de forma oficial esta terminología, en detrimento de los términos Evau o Ebau utilizados en otras comunidades autónomas) tendrán unos criterios de corrección más homogéneos que hasta ahora. Cada comunidad penalizaba de manera diferente las faltas. Por ejemplo, ante cinco errores de grafía (las tildes no están incluidas porque se penalizan de otra manera), en Extremadura te suspenden, en Cataluña te quitan medio punto y en Madrid te restan dos. En Euskadi no hay un descuento específico.
A partir de 2025, las faltas penalizarán, más o menos, de la misma forma. Los correctores se fijarán también en la presentación, la coherencia, la cohesión y la corrección gramatical y léxica. Si estos factores no tienen un nivel aceptable, la penalización podría ser del 20% de la nota (es decir, dos puntos) en el examen que más tiene que ver con las letras: lengua castellana, lengua catalana y literatura, a criterio de las universidades. En inglés (o el idioma extranjero que se escoja), la penalización será del 10% (un punto). Y en el resto de las materias, un 15% (un punto y medio). Lo que todavía no está claro es a partir de cuántas faltas (¿estarán las tildes incluidas?) los correctores penalizarán.
Pruebas competenciales
Los rectores y las rectoras han acordado que el diseño de cada examen contenga como mínimo entre un 20% y un 25% de preguntas de carácter competencial que deberán responderse obligatoriamente.
El modelo competencial implica aplicar lo que se ha aprendido a una situación nueva. El doctor en Biología y especialista en neuroeducación David Bueno, que lleva 12 años participando en los equipos de docentes universitarios y de institutos que redactan los exámenes de selectividad en Cataluña en la rama de biología, explicaba así a El Periódico de Catalunya un ejemplo de pregunta competencial: «Teniendo en cuenta que las mitocondrias son órganos encargados de suministrar energía, una pregunta clásica sería: “Mitocondrias: estructura y función”. Por contra, una competencial sería: “Se ha descubierto un nuevo gusano en el mar Egeo sin mitocondrias. ¿De dónde pueden sacar la energía estos gusanos?».
Suscríbete para seguir leyendo