Una entrevista que derriba mitos e injusticias. Entre ellas, las habladurías que dicen que Isabel Aaiún (Segovia, 1987) es solo la Potra salvaje. La artista segoviana es más que el éxito de una canción, es una mujer que se topó con la música por casualidad y que ahora da rienda suelta a su creatividad con un cancionero impregnado por un sonido muy nacional. En plena gira por todo el país, aterriza este 5 de octubre en la Sala The One de San Vicente del Raspeig para demostrar que otras canciones como A gastar la calle, Mano rota o Soy feriante están a la altura del himno que la convirtió en viral.
En un mundo de muchos estímulos, donde lo viral triunfa a costa de lo menos conocido, ¿qué opina de que la gente la conozca únicamente por «la de la potra salvaje»?
A mí no me parece nada malo, la gente tiene que llegar a ti de una manera u otra. La canción Potra salvaje es como una tarjeta de visita para que muchas personas puedan conocer lo que hago. «Esto es lo que canto y, si te gusta, ven y ves todo lo demás».
¿Cómo le definiría su música a alguien que no la haya escuchado más que en su hit?
La música que yo hago es música de toda la vida, pero traída a la época en la que estamos. Es algo que, creo, sorprende, porque no es algo que se escuche mucho y a la gente le acaba gustando. Entonces, yo les diría que echen un vistacito porque van a escuchar algo que seguro les va a sorprender, no sé si para bien o para mal, porque habrá gustos para todo, pero no les dejará indiferentes.
En una época donde los artistas hacen canciones pensando en el recibimiento del público, usted hace un estilo de música que no es lo que más se escucha. Sin buscar la fama, la ha encontrado.
Es que de este proyecto nunca se esperó nada. Es un proyecto que salió del corazón y que nunca se hizo con un propósito. Evidentemente, claro que a todo el mundo le gusta que el mundo le escuche y llegar a lo más alto, pero cuando empecé a hacer las canciones era jinete y me dedicaba a la equitación. No era cantante y la hice porque me gustaba y porque me apetecía, no esperando nada de los demás.
¿En qué momento llegó la música a usted?
La música siempre ha sido un hobby para mí, en casa estaba muy presente. Mi abuelo era súper cantarín, mi padre tocaba la guitarra con sus amigos en un grupo, tengo un primo que era saxofonista… O sea que la música siempre la he tenido muy presente. Un día, mi amigo Pablo Mora, de Lagarto Amarillo, me dijo «oye, cántame esta canción por encima de mi voz», un tema suyo, y le encantó. Eso hizo que la gente comenzara a preguntar «¿quién es esa chica? ¿Dónde podemos escucharla en solitario?», y esa chica no existía, simplemente pasaba por allí e hizo una colaboración.
Ahí se le ocurrió a Pablo que hiciéramos una canción en la que cantase yo sola, una canción que tardó dos años en salir porque, total, nadie nos estaba esperando. Y la repercusión hizo que empezase a compaginar mi profesión de jinete con mi hobby de la música hasta que finalmente, en noviembre del año pasado, tuve que dejar la equitación porque no podía compaginar las dos cosas.
¿Le da vértigo haber conseguido ser conocida por todo el mundo de la noche a la mañana?
No, ¿sabes qué pasa? Que yo no soy una persona que piense mucho en eso. Yo vivo el momento y no me paro a pensar cómo he llegado hasta aquí, me adapto a las circunstancias. El cambio principal de mi vida, además de haber cambiado de trabajo, es que ahora viajo mucho más y que la gente me reconoce por la calle. Pero por lo demás, tampoco ha cambiado mucho. Yo sigo haciendo las cosas que me gustan con la gente que quiero. No me he comprado una casa en Miami, como dicen muchos (ríe).
Si por algún casual tiene que dejar la música en un futuro y volver a dedicarse a la equitación, ¿lo sentiría como una derrota?
Para nada. Montar a caballo es lo que más me gusta del mundo. Si tuviera que elegir entre no volver a pisar un escenario o no volver a subirme a un caballo, elegiría no volver a pisar un escenario. Cantar me gusta y lo disfruto mucho, pero los caballos para mí están por encima de todo. No sería una derrota, sería el adiós a un camino muy bonito que nadie esperaba.
De momento, y esperemos que por mucho tiempo, seguirá subiéndose a los escenarios de todo el país. Coménteme, ¿qué se puede esperar del directo de Isabel Aaiún la gente de Alicante?
Isabel Aaiún sobre en directo es buen rollo. El público puede conocerme de forma más cercana e íntima y les doy la posibilidad de pasarlo pipa. También hay alguna sorpresita, pero no puedo decirla porque dejaría de ser sorpresa, que te veo las intenciones (ríe).
En un momento donde la sociedad española está tan dividida, ha conseguido unirla con una sola canción.
Es algo impresionante. Al final piensas: «¿Será que esto es un himno?». Potra salvaje tiene un mensaje muy positivo interpretado desde el buen rollo. Habla de perdonar, de avanzar, de empoderarse… ¿Quién no ha necesitado sentirse así alguna vez? Todo el mundo necesita motivaciones extra en la vida y si esta canción puede ayudar en algo, bienvenido sea.