El primer paso para afrontar una crisis pasa por perimetrar su magnitud. En esos criterios, mi compañero Pau Pardo trazó el “Informe Corona” en este periódico, exponiendo con detalle la involución de los últimos cinco años de gestión desde el crack del 19 inducido por Peter Lim. La conclusión es evidente. El Valencia no está atravesando sólo una mala racha, sino que sufre las consecuencias de haber experimentado la mayor devaluación de su historia. Una realidad tan triste como incontestable, que no se debe rehuir en el debate si aspiramos a que el equipo de Baraja logre remontar el curso de una temporada herida desde su base.

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