España registró el año pasado 103.097 interrupciones voluntarias de embarazo (IVE). Es la cifra más alta de la última década, con una tasa que se sitúa ya en 12,2 por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años, por encima del 11,68 registrado en 2022, según los datos oficiales recabados por el Ministerio de Sanidad que han sido publicados este pasado sábado.
La tasa está muy cerca del máximo histórico, en 2011 (12,47). Ese año interrumpieron el embarazo 118.611 mujeres. Ocurrió poco después de que la Ley Orgánica 2/2010 de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, más conocida como ley de plazos, permitiera al fin el aborto libre de la mujer, dependiendo de la semana de gestación.
A partir de 2012, esa tasa comenzó a bajar de nuevo hasta quedarse en niveles parecidos a los que había en los años previos al cambio de legislación de 2010, con la ley de supuestos de 1985. En 2020 -año marcado por la pandemia- bajó hasta los 10,33 abortos, para subir ligeramente en 2021, hasta los 10,7. Ahora, en 2023, han vuelto a aumentar, exactamente un 4,8%. ¿A qué se debe esto? Pues según Francisca García, presidenta de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI), principalmente a dos cuestiones: la falta de educación sexualy las trabas para el acceso a la anticoncepción, «dos elementos con los que se puede venir el embarazo no deseado y que podrían garantizar que, en vez de que exista esa pequeña curva al alza, fuera a la baja».
La ley de 2010 ya marcaba que la educación afectivo-sexual, en todas sus dimensiones, debía formar parte del currículo durante toda la educación obligatoria, impartida por personal con formación adecuada para ello. «Pero han pasado 14 años y no hay ninguna comunidad autónoma que haya puesto en la formación ninguna asignatura de educación sexual», critica García. Algo que podría explicar por qué 10.934 de los IVE practicados en 2023 han sido en menores de 20 años, lo que supone un aumento del 4,78% respecto a 2022.
El papel de la contracepción
La otra cuestión que apunta la presidenta de ACAI son las largas listas de espera en algunas comunidades autónomas para la inserción de los métodos de larga duración: el dispositivo intrauterino (DIU) hormonal, el DIU de cobre, el implante subdérmico y el inyectable intramuscular. También para realizarse una ligadura de trompas y una vasectomía.
La contracepción puede jugar un papel importante aquí. Aunque como apunta Abel Renuncio, portavoz de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), es difícil establecer una asociación directa, hay algunos datos que consideran importantes. Por ejemplo, que el 23,2% de las mujeres en edad fértil reconozcan que mantienen relaciones sexuales sin método anticonceptivo con bastante frecuencia. Algunas, explica, no lo usan porque no lo necesitan, ya sea porque no mantienen relaciones sexuales, porque están buscando un embarazo o porque tienen relaciones con mujeres. Pero, otras tantas, se exponen a una concepción que no desean: hasta el 46,5% de las mujeres que recibieron un IVE en 2023 no utilizaban ningún método anticonceptivo.
Otra cuestión que resalta Renuncio es que, como muestra la última encuesta de contracepción en España, presentada el pasado viernes, el método más utilizado (36,5%) es el preservativo. Y aquí pueden darse dos tipos de problemas: «Por un lado, cuando les preguntábamos [a las mujeres que participaron] si lo utilizaban siempre, solo respondían afirmativamente el 62% de ellas. Otro porcentaje no lo utilizaba en todas las relaciones. Y cuando no lo hacían, señalaban que era porque a veces surgía una relación imprevista, por no interrumpir la relación, por pérdida de sensibilidad o porque con el alcohol y otras drogas disminuía su percepción de riesgo», explica. En otras, su pareja no quería usarlo.
El segundo problema que encontraron con el preservativo es que no siempre se hace un uso correcto. En bastantes ocasiones no se utiliza durante toda la relación, sino que entra en escena hacia el final, para «prevenir una eyaculación», lo que también «puede generar un embarazo no deseado». Hasta el 30% de las mujeres lo utilizaban una vez iniciada la relación sexual.
Con el segundo método anticonceptivo, la píldora (18%), también surgen ciertos problemas. «Errores y falsos mitos», apunta Renuncio.
«Lo ideal, si una mujer no quiere una concepción a corto plazo, es que mantenga de forma continuada este método anticonceptivo hormonal. Pero prácticamente el 20% de las mujeres que utilizan la píldora hacen descansos, lo que puede generar embarazos no deseados, además de aumentar el riesgo de problemas de salud, porque los efectos secundarios de los anticonceptivos hormonales son mayores cuando se inicia o se reinicia su uso», afirma. A esto se le suman otros errores, como el olvido de tomas.
Como Francisca García, cree que aquí la educación afectivo-sexual podría evitar algunas de estas situaciones.
Motivos
En el año 2023, a petición de la mujer se produjeron 98.850 interrupciones voluntarias del embarazo; por grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada, 3.294; por riesgo de graves anomalías en el feto, 2.688: y por anomalías fetales incompatibles con la vida o enfermedad extremadamente grave e incurable, 263.