La incombustible lucha de los vecinos de Favara empieza a dar frutos. Movilizados durante 17 años contra la subestación eléctrica, de momento han conseguido la urbanización del solar ubicado a los pies de la infraestructura. Los trabajos costarán 900.000 euros y deberán haber concluido antes de marzo de 2025, fecha límite para poder percibir la ayuda europea.
Varias integrantes de la asociación vecinal han visitado las obras acompañadas de la alcaldesa María José Catalá, que ha querido conocer de cerca el proyecto. Consiste en una peatonalización integral de la plaza de unos 500.000 metros cuadrados y sus accesos por Folch Cardona y Ramón de Perellós. El espacio ganado para el peatón tendrá un jardín con arbolado, zona de juegos y parque de calistenia.
“Este espacio público es una reivindicación nuestra”, explica Toña Gómez. “Empezamos a pedirla hace cuatro años porque somos un barrio sin plaza, es decir, sin lugar de encuentro. Esto era un solar de Iberdrola medio vallado donde la gente aparcaba, cambiaba el aceite de los coches, paseaba al perro… Tuvimos que plantar árboles para dignificarlo un poco”, continúa la vecina. “Lo llamábamos ‘el paso de los elefantes’ porque comunica la zona hospitalaria con la zona comercial y todo el mundo cruzaba por aquí”.
Vida vecinal, no zoológica, es lo que se busca congregar en un modesto ágora que la asociación propone llamar ‘Plaza de la Esperanza de Favara’. Aluden a la esperanza de perder de vista la subestación eléctrica que tanto malestar ocasiona en el barrio. Esa es la verdadera reivindicación, sostenida durante 17 largos años.
El 15 de mayo de 2007, una onda expansiva rompió los cristales de varias casas aledañas. La subestación eléctrica acababa de explotar. No hubo víctimas mortales, pero el incidente motivó la protesta de unos vecinos asustados por la cercanía de la infraestructura a sus hogares. Posteriormente, una sentencia avalada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana entendió que aquella actividad era peligrosa por riesgo de incendio.
Futuro junto al cementerio
Finalmente, hace algo más de cinco años, la comisión de Transición Ecológica del Congreso aceptó la propuesta de Compromís de desmantelar y trasladar la subestación de Red Eléctrica en el distrito de Patraix. Para ello se le buscó espacio en una bolsa de suelo localizada entre el Cementerio General y las futuras cocheras de la EMT. El ayuntamiento modificó el planeamiento urbano y resolvió los trámites de su competencia, pero el proyecto sigue en punto muerto.
Por un lado, el consistorio aguarda a que la Conselleria y el Ministerio de Industria concedan las respectivas declaraciones medioambientales. En ese sentido, Catalá enviará una carta al ministro Jordi Hereu para negociar directamente con el titular de Industria el desmantelamiento de la subestación. Por otro lado, desbloqueado el papeleo, se abrirá un proceso largo y complejo mediante el cual Red Eléctrica de España deberá desmontar el recinto, tirar cable hasta San Isidro y levantar el nuevo edificio. Y en este punto la lucha de Favara conecta con la de San Isidro: ya han empezado a reclamar que la nueva subestación sea soterrada.