La devoción por la Virgen de Lugás es de sobra conocida, con romeros que cada 8 de septiembre acuden en procesión al santuario maliayés para mostrar sus respetos a la venerada imagen. Lo que no muchos saben es que existe otro día de peregrinación igualmente emocionante, que atrae a decenas de personas de media Asturias desde tiempos inmemoriales. Es la fiesta de los Miguelinos, así denominada por celebrarse en el día de San Miguel (el pasado domingo, día 29), y en ella participan desde muy antiguo los ganaderos que tienen a bien ofrecer sus animales a la Virgen de Lugás. No en vano, es la «patrona del ganado», como muchos la conocen desde hace decenios.
Este domingo tuvo lugar una nueva edición de la misa y la procesión posterior, y de nuevo fueron muchos los que se acercaron al templo para pedir los favores de la Virgen en su calidad de protectora de los animales. Tal y como explica Nicolás Rodríguez, sacristán del templo, hubo hasta un pequeño autobús para desplazar a los peregrinos, que llegaron a Lugás desde puntos tan alejados como Ibias, Corvera, Gozón, Carreño, Gijón y Avilés. Todos ellos con la motivación de encomendar a sus reses a la protección de la patrona y para cumplir con una tradición que, sin fecha cierta, se hunde en lo más remoto de la historia.
Hubo gente el domingo en el santuario que relataba cómo acudían a la misa de San Miguel «los padres de los bisabuelos desde Gozón», muchos de ellos andando para hacer noche en los dormitorios que se habilitaban en el recinto. Otros lo hacían en burro, camino de Covadonga, con parada obligada el día 29 de septiembre en Lugás. Hubo quien relató, incluso, cómo en su familia «una yegua parió dos crías hace muchos años y estuvieron malas. Ofrecieron a una de ellas a la Virgen y sanaron las dos. Más tarde, la vendieron en Gijón y dieron el dinero al santuario como ofrenda». Otros siguen acudiendo en familia, como Verónica Laura Fernández y su abuela Carmina Rodríguez. «Es una fiesta de siempre, venimos desde Gozón y ya venía la madre de mi abuela, las hermanas, y ahora venimos con los bisnietos», reseñó Rodríguez. Hubo un peregrino de casi cien años que ya acudía con sus padres de pequeño. Otro señalaba emocionado: «Llevo viniendo toda la vida, salvo el año que fui a la mili. Si no se viene, no presta, no se puede perder».
La misa y la procesión de Lugás del día 29 de septiembre está, además, vinculada a la antigua feria ganadera de San Miguel en Gijón. «Parece ser que mucha gente de las parroquias ganaderas del centro y occidente venían a Gijón a comprar madreñes, cestos y aperos de labranza, y continuaban hasta el santuario para oír misa y ofrecer a los animales a la Virgen», relata Nicolás Rodríguez. Una cita que se ha mantenido en el tiempo «salvo durante la pandemia», y que no deja de sorprender al sacristán. Porque este año ha habido muchas llamadas a la Oficina de Turismo de Villaviciosa para interesarse por la misa de San Miguel. «Sólo por días como este, viendo la enorme devoción de la gente, merece la pena el esfuerzo de cuidar el santuario», sentencia Nicolás.