España está considerada como una isla energética por sus reducidas conexiones eléctricas con Europa. Y lo va a seguir siendo más tiempo del que preveía. El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta verde para esta década que el Gobierno español acaba de aprobar y enviar a Bruselas, retrasa la fecha prevista para tener en marcha dos nuevas conexiones con Francia hasta 2035, cinco años más que la anterior estimación, debido a la falta de interés de París por acelerar los proyectos.
Ambos países tienen diseñada la puesta en marcha de tres nuevas interconexiones, que acumulan ya enormes retrasos y que se han encontrado en los últimos años especialmente con las reticencias de Francia a impulsarlas. Los Gobiernos español y francés incluso activaron a principios de año una comisión bilateral para impulsar la construcción de las nuevas conexiones eléctricas y para abordar directamente aspectos técnicos y financieros para evitar más demoras, pero de momento no ha servido para impulsarlos de manera definitiva.
España y Francia consiguieron desencallar la construcción de una nueva conexión a través del Golfo de Vizcaya que elevará la interconexión hasta los 5.000 MW tras unas inversiones de 2.800 millones, cuyo reparto entre ambos países ya ha sido acordado. El objetivo era que estuviera operativa en 2028, pero según se reconoce en el PNIEC español la estimación actual ya es que se ponga en marcha en el horizonte de 2030.
Madrid y París tenían, además, aún pendientes de impulsar otras dos interconexiones a través de los Pirineos, por Navarra y Aragón, para tenerlas listas en 2030 y alcanzar los 8.000 MW de capacidad de intercambio de electricidad. Pero el plan verde aprobado por el Gobierno español descarta ya ese objetivo y lo retrasa hasta el entorno de 2035. Una nueva demora consecuencia del poco interés francés por impulsar ambas conexiones, que ni siquiera vienen recogidas en la última versión del propio PNIEC galo.
Incumpliendo los objetivos de la UE
La modesta conexión actual España-Francia sólo permite transportar entre ambos países el equivalente a un 2,8% de la potencia eléctrica española, unos 3.000 megavatios (MW), a pesar de que el objetivo comunitario era alcanzar el 10% en 2020 y el 15% en 2030. La capacidad va a ir creciendo en los próximos años, pero con todo lo proyectado hasta ahora se seguirá sin alcanzar las exigencias de Bruselas.
España arrastra un déficit secular de interconexión con Francia, muy por debajo de los objetivos marcados por la Comisión Europea para reforzar la seguridad de suministro energético del continente, la estabilidad del sistema eléctrico y la integración entre los estados miembros. Unos objetivos que seguirán muy lejos de alcanzarse incluso con la futura construcción de nuevas redes entre ambos países que ya está en proyecto. Ni siquiera con las tres nuevas conexiones se alcanzarán los mínimos requeridos por la UE, y es que se alcanzará en torno a un 7% de la potencia instalada actual en España.
«Con la puesta en servicio de la Interconexión submarina con Francia a través del golfo de Vizcaya se conseguirá una interconexión con el resto de Europa de 5.000 MW. Una vez puestos en servicio los proyectos transpirenaicos, ésta alcanzaría los 8.000 MW. Es importante señalar que, a pesar de este importante incremento de la capacidad de interconexión, todavía no se alcanzarían los objetivos europeos en materia de interconexiones», se reconoce en el nuevo PNIEC elaborado por el Ejecutivo español.
Más consumo eléctrico interno
El Gobierno descarta que el retraso en la puesta en servicio de las nuevas interconexiones vaya a tener impacto en los objetivos de despliegue de nuevas renovables contemplados en el PNIEC revisado y remitido ahora a la Comisión Europa. El nuevo megaplán verde eleva los objetivos actuales de despliegue de renovables hasta el 81% de toda la generación eléctrica en 2030, y anticipa que el país tendrá una potencia eléctrica total de 214.000 MW dentro de seis años, de los que 160.000 MW corresponden a generación renovable y 22.500 MW a almacenamiento.
España se ha lanzado en los últimos años a un despliegue masivo de nuevas plantas de renovables y se prepara para una avalancha aún mayor en los próximos. En el actual escenario de reducida demanda de electricidad de la economía española (tras el descenso de 2023 el consumo cayó hasta niveles de hace dos décadas) y de insuficiente madurez en el desarrollo de las tecnologías de almacenamiento de electricidad a gran escala (baterías), las interconexiones internacionales representarían una vía para dar salida a la capacidad de producción creciente de electricidad que está adquiriendo el mercado español.
Sin embargo, el Ejecutivo considera que estos objetivos no se ven comprometidos por el retraso de las nuevas conexiones internacionales, y anticipa que la menor exportación de electricidad a Francia se contrarrestará con un mayor consumo eléctrico interno (el PNIEC augura que la demanda eléctrica crecerá un 45% hasta el final de la década). «En el PNIEC se prevé una reducción de la exportación a Francia, pero también se ven compensada por nuevas demandas», explican fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. «Es decir parte de la energía que se preveía exportar a Francia, en esta actualización se aprovecha en España, generando actividad económica e industrial aquí gracias a los precios competitivos de las renovables».