Edmundo González Urrutia lleva más de tres semanas en España. El candidato opositor a la Presidencia de Venezuela, que se considera ganador de las elecciones celebradas el 28 de julio, abandonó su país en un avión del Ejército del Aire español después de un mes refugiado en las embajadas de Países Bajos y España en Caracas, para evitar ser detenido por el régimen bolivariano.
El candidato de la Plataforma Unitaria Democrática ha mantenido durante este tiempo un perfil bajo. De hecho, apenas ha realizado declaraciones. Hizo pública una carta en sus primeros días, más recientemente concedió una entrevista a la agencia Reuters para explicar las razones de su “exilio” a España, y se ha reunido con Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo y los ex presidentes González, Aznar y Rajoy, entre otras apariciones públicas.
El pasado fin de semana se dejó ver en la Puerta del Sol de Madrid, en una manifestación convocada para reivindicar la victoria de la oposición en las elecciones presidenciales de Venezuela. Edmundo González subió a un escenario y agitó una bandera venezolana, pero no pronunció ningún discurso, ni se le escuchó una sola palabra.
La discreción y la ausencia de declaraciones hostiles hacia el régimen de Maduro mientras esté en España son condiciones que el Gobierno de Pedro Sánchez ha pactado para, en unos meses, dar el paso de reconocer a Edmundo González como presidente de Venezuela.
Ciertamente, González no ha protagonizado ningún episodio llamativo desde que está en nuestro país. Allí donde se le ha visto, se mueve con mucha discreción. Pero El Chivato ha podido comprobar que sí es visible el despliegue de seguridad que le acompaña.
Un ejemplo de ello fue lo que sucedió este domingo 29 de septiembre, al día siguiente de la manifestación en la Puerta del Sol.
El candidato opositor a Nicolás Maduro fue visto en la Parroquia de Nuestra Señora del Buen Suceso, que se encuentra en la calle de la Princesa, en el barrio de Argüelles de Madrid. Se trata de una parroquia donde en los últimos años se ha prestado ayuda a refugiados ucranianos. Precisamente este domingo la Iglesia Católica celebraba la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.
Después de la misa matinal de 10:30, Edmundo González (vestido de manera informal, con camisa, pantalones vaqueros y zapatillas deportivas) estuvo charlando dentro de la iglesia con un sacerdote, con el que salió del templo.
En el exterior de la iglesia había varios hombres que le esperaban, algunos de ellos con gafas de sol oscuras. Cuando González, el sacerdote y otras personas que charlaban con ellos echaron a andar por la calle, estos se desplegaron para formar una cápsula de seguridad por delante, por detrás y por la otra acera por la que caminaba el político de Venezuela; un dispositivo que intentaba ser discreto, sin demasiado éxito, si bien la calle estaba prácticamente desierta.
¿Quiénes son esos hombres que protegen a Edmundo González? ¿Pertenecen a la Policía Nacional, a la Guardia Civil, al Centro Nacional de Inteligencia… o son escoltas privados pagados por opositores a Maduro?
El Chivato no pudo determinarlo, si bien servicios de este tipo suelen recaer en la Unidad Central de Protección de la Policía Nacional, que cuenta con una Brigada Central de Escoltas (protegen a altas personalidades del Estado, testigos protegidos y otras personas que se determinen) y una Brigada Central de Protecciones Especiales (seguridad y protección integral de personalidades o delegaciones extranjeras durante su estancia en nuestro país).
No es difícil imaginar que Edmundo González sigue siendo un objetivo preferente de los servicios de inteligencia de Venezuela. OK Diario apuntó que el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional de Venezuela (SEBIN) cuenta con un buen número de agentes en España, que ahora podrían tratar de controlar los movimientos de quien la oposición a Maduro considera el presidente legítimo de Venezuela.
Las sucesivas ediciones del Informe Anual de Seguridad Nacional suelen recoger en los capítulos sobre contrainteligencia y espionaje que una de las actividades principales de los servicios de inteligencia extranjeros en España es “el control de sus respectivas colonias para localizar a posibles opositores”.