La empresa turca STM Savunma Teknolojileri Mühendislik ve Ticaret A.Ş., pionera en la industria de defensa, ha consolidado su posición como líder en el desarrollo de mini UAV tácticos en Turquía. En su más reciente avance, STM ha integrado una ojiva perforante en el UAV KARGU, el primer dron de ataque de fabricación nacional, diseñado específicamente para contribuir a la lucha contra el terrorismo. Tras una fase intensiva de desarrollo, el KARGU equipado con la nueva munición perforante fue probado en el campo, logrando destruir con precisión milimétrica el objetivo designado, que en este caso fue un vehículo blindado.
Özgür Güleryüz, director general de STM, destacó los continuos avances del KARGU para adaptarse a las cambiantes necesidades del campo de batalla: “Hemos estado trabajando en diferentes versiones de carga útil del KARGU durante algún tiempo. Tras haber operado eficazmente en el campo con su ojiva antipersonal, ahora ha demostrado su capacidad para enfrentarse a objetivos móviles y estacionarios en tierra, así como a estructuras y vehículos blindados, gracias a su ojiva perforante. Los militares podrán reemplazar rápidamente la munición antipersonal por la perforante en el campo de batalla. Este avance refuerza la posición de las Fuerzas Armadas turcas y también será atractivo para el mercado de exportación”.
En paralelo, Güleryüz mencionó que STM está en la fase final de integrar un buscador de radiofrecuencia (RF) en el KARGU, lo que permitirá al dron detectar y neutralizar sistemas de guerra electrónica y radar enemigos. “Con este sistema, tendremos otra solución nacional efectiva para desplegar contra elementos hostiles”, agregó.
El KARGU, conocido como “UAV Kamikaze”, es un sistema de munición de ala rotatoria que ha demostrado su eficacia en combate. Con capacidades avanzadas de inteligencia artificial y procesamiento de imágenes, el dron puede atacar con precisión objetivos detectados, proporcionando una ventaja operativa significativa. El KARGU es fácilmente transportable por un solo soldado y puede desplegarse en el área de operación en menos de un minuto, siendo difícil de detectar por su baja firma de radar.
El sistema incluye una plataforma de drones de ataque y una estación de control terrestre móvil, lo que permite realizar operaciones tanto de día como de noche gracias a sus cámaras electroópticas e infrarrojas avanzadas. Además, el UAV puede permanecer en vuelo durante más de 30 minutos y tiene un alcance operativo de hasta 10 kilómetros. Entre sus funciones se encuentran la posibilidad de abortar misiones, regresar al punto de origen y autodestruirse si es necesario, operando con algoritmos de navegación y control de alta precisión. El sistema también ha sido integrado con el Proyecto KERKES, lo que permite que el KARGU funcione en configuraciones de enjambre y sin la necesidad de GPS.
Desde su introducción en 2018 al inventario de las Fuerzas Armadas de Turquía, el KARGU ha sido utilizado eficazmente en la lucha contra el terrorismo, misiones especiales y operaciones transfronterizas. Su diseño nacional y capacidades lo han posicionado como una herramienta clave en la estrategia de defensa turca. Además, el UAV ha despertado un interés significativo en el mercado internacional, logrando su primera exportación en 2021. En 2024, el KARGU ya se había exportado a más de 10 países en tres continentes, y hasta la fecha se han producido más de 5,000 unidades.
El nombre “KARGU” proviene del turco antiguo, donde significa “torre de observación en la ladera de una montaña” o “gavilán”. Este UAV es capaz de navegar de manera completamente automática, detectando y destruyendo con precisión tanto objetivos fijos como móviles bajo el control del operador. El sistema KARGU alivia la necesidad de desplegar personal humano en áreas de alto riesgo, cumpliendo con misiones de reconocimiento, vigilancia e inteligencia, y ofreciendo la opción de utilizar sus capacidades de ataque una vez que el objetivo ha sido identificado y confirmado.
El KARGU opera bajo el principio de “Man-in-the-Loop”, lo que garantiza que el operador tenga control total sobre el dron durante las misiones. Esto proporciona una solución efectiva y precisa para la detección y neutralización de amenazas en zonas de conflicto, al tiempo que minimiza los riesgos para los elementos humanos en operaciones complejas y de alto peligro.