Se veía venir. Se sabía. Se palpaba en un Štadión Tehelné pole que iba a sufrir con su equipo pero a disfrutar de lo lindo con uno de los equipos que mejor juegan al fútbol a día de hoy. La única duda, pues, iba a ser la magnitud de la goleada, que dependía del nivel de inspiración del Manchester City – que estrenaba camiseta –, por un lado, y de la capacidad de resistencia del Slovan Bratislava, por el otro.
A priori, Pep Guardiola sacaba a pasear un once ‘híbrido’, formado por titularísimos como Akanji, Gvardiol, Savinho o Haaland, y por otros menos habituales como John Stones, Matheus Nunes – posible heredero de Rodri – y Stefan Ortega bajo palos. En el otro hemisferio del terreno de juego, se plantaban futbolistas como Kashia, Barseghyan (pichichi), Strelec o un ‘viejo conocido’ en el Etihad como Vladimir Weiss.
Lo describía a la perfección el técnico del cuadro eslovaco, curiosamente también llamado Vladimir Weiss: «Soñábamos que un día el mejor equipo del mundo vendría aquí». Y si algunos pensaban que el City iba a ir en ‘modo apisonadora’ en Bratislava, se equivocaban. Bastó aplicar la ley del mínimo esfuerzo para sumar cuatro puntos de seis posibles en la liguilla y, sobre todo, igualar la racha de imbatibilidad más larga de la historia de la competición (25).
REESTRENO GOLEADOR DE ‘GÜNDO’
Hacía escasos minutos que había echado el balón a rodar, que Erling Haaland avisó, pero perdonó. Antes, eso sí, los locales estuvieron a punto de sorprender a la ‘contra’, pero el City es mucho City. Y un par de jugadas después, un centro atrás del noruego pillaba a contrapié a Phil Foden.
Dos errores impropios de un equipo de su categoría, y que rápidamente enmendaron. Minuto 7 y Gündogan se reestrenaba como goleador con la camiseta ‘cityzen’. Aprovechó el rechace del bloqueo al disparo de volea de Savinho y la empalmó de la misma forma que el brasileño, aunque obtuvo fortuna y el balón se introdujo en la red gracias a un rebote de la zaga.
PÓKER… Y SIN SUDAR
El teutón abrió la lata y se sumaron los demás a la fiesta. Doku, muy activo durante el encuentro, pisó línea de fondo y encontró al de Stockport, que controló y abrió su pie izquierdo para clavarla al palo largo. Estrellaron el balón, tanto Gündogan como Doku, en la cruceta, insistió de nuevo el belga con su zurda… pero poco más. Pusieron el piloto automático y a funcionar.
Sin demasiado brillo, sin sudar demasiada tinta y llevando el balón de lado a lado. Y el noruego, que ansiaba su gol, anotó el tercero poco después de la reanudación, haciendo bueno un pase filtrado de Rico y recortando a Takac para definir a placer. Guardiola movió el banquillo y dio entrada al canterano James McAtee,que encontró premio. Quedando algo más de quince minutos para el final, controló y voleó una ‘picadita’ exquisita de Foden, para colocar el póker final en el marcador.