A lo largo de dos meses de mensajes de texto, audios, llamadas y videollamadas, el eurodiputado Alvise Pérez y Álvaro Romillo, un empresario de criptomonedas investigado por una supuesta estafa, hablaron, fundamentalmente, de dinero e influencia. De cómo podía ayudar Romillo a «fiscalizar» el efectivo que tuviera Alvise; de cuántos cientos de miles de euros necesitaba este para financiar con «holgura» su campaña para las elecciones europeas; y, también, de qué querían a cambio de ese dinero los patrocinadores anónimos que estaban interesados en invertir en el líder de Se Acabó La Fiesta.
En esas conversaciones, a las que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, Alvise habla de la «potencialidad de la colaboración» entre ambos: «Con un buen acuerdo tus proyectos podrían llegar a muchísima más gente, y yo financiar con seguridad y holgura mi campaña sin la problemática de la persecución estatal«.
Romillo, que acabó, entre otras cosas, entregándole 100.000 euros en una de sus oficinas en Madrid, se abrió desde el primer momento a esa posibilidad: «A mí me gustaría saber cuál es tu necesidad real, qué es lo que te hace falta. […] Así puedo ver cómo podemos echarte una mano, tanto con mi comunidad como con nuestro grupo empresarial».
En ese sentido, lo primero que le ofrece el empresario, más conocido en redes como CryptoSpain, son los servicios de Sentinel, una oficina hípersegura que tiene en Madrid: «Cuenta con ello, básicamente cualquier ingreso que tengas en criptomonedas nosotros te lo vamos a cambiar sin coste ninguno, o, si tú tienes dinero fiscalizado, o sea, dinero en efectivo y quieres fiscalizarlo y meterlo en una cuenta equis, tampoco es ningún problema para nosotros».
Alvise, por su parte, le detalla que necesita «tráfico y alcance», pero también «fondos que no requieran ser controlados por el Tribunal de Cuentas«, «fondos para el partido» que «el Tribunal de Cuentas» no le «permite» pagar de su «bolsillo por la Ley de Financiación de Partidos Políticos» y dinero para hacer frente a diversas multas. El líder de Se Acabó La Fiesta calculó entonces que necesitaría entre 300.000 y 360.000 euros para «apoyar una comunidad de libertad y lucha de éxito contra la corrupción».
Más que un político, un influencer
Sin embargo, tal y como demuestran los mensaje de audio que le envió el empresario de criptomonedas, cuando aparecieron patrocinadores dispuestos a poner el dinero encima de la mesa estos dejaron claro que no les interesaba su carrera política.
«Tienen cero fe en el cambio en este país, así que ven esto como una inversión, es decir, yo tengo equis dinero y lo pongo aquí con el objetivo de ganar más dinero. Ese beneficio futuro no viene porque tú en el futuro vayas a hacer algo cuando tengas tu posición, porque eso no les va a interesar», le dice Romillo, que ha tirado de la manta, se ha «autodenunciado» por lo sucedido y ha ofrecido su plena colaboración a la justicia tras ser demandado por miles de personas supuestamente afectadas por Madeira Invest Club (MIC), el ‘chiringuito financiero’ que lideraba.
El contexto de estas reticencias por parte de los patrocinadores es previo a que Se Acabó La Fiesta consiguiera más de 800.000 votos y tres eurodiputados en las elecciones del pasado mes de junio. En ese momento, tanto Romillo como los inversores anónimos valoraban más a Alvise por su comunidad en redes sociales, donde acumula millones de seguidores entre todas las plataformas.
«Digamos que más que una aportación planteada desde el punto de vista político, vamos a decrlo así, ellos lo ven más como una colaboración en la que, bueno, se hace esa aportación, y, a cambio, durante un periodo de tiempo se hace una serie de impactos a tu comunidad que lo que busquen es que la gente use los servicios del Sentinel», dice Romillo, que pasa a detallarle las fórmulas para «vehicular dinero» hacia él.
El compromiso de colaboración, por tanto, que adquiría Alvise Pérez sería más propio de un influencer que de un político (vídeos, publicaciones en redes sociales…). Para pagarle por ello, Romillo le ofrece fórmulas más discretas: «Podríamos hacerlo con una transferencia, pero posiblemente lo más interesante sea en cash (efectivo).No sé si a ti eso te vale. ¿Por qué? Pues porque al final si nosotros vinculamos a tu cuenta bancaria una transferencia desde una sociedad la vamos a poner en el foco, porque tú vas a estar absolutamente en el foco, y eso a nosotros seguramente no nos interesa. Tú me dices».
«Lo que recibas en criptomonedas te lo llevas en efectivo»
En los audios de las conversaciones entre ambos, y por los que la Fiscalía del Tribunal Supremo analiza si abre diligencias contra Alvise por un posible delito de financiación ilegal, también se explica cómo juntos montaron un entramado de monederos virtuales para canalizar donaciones «cripto» que pudieran acabar convirtiéndose en un dinero en efectivo que fuera «irrastreable».
«Ese dinero que tú recibas en criptomonedas, nosotros te lo cambiamos a efectivo y te lo puedes llevar directamente desde el Sentinel cuando quieras», le dice Romillo en una de las notas de voz a las que tuvo acceso en primicia este periódico. En otra, le concreta la operativa: «Imagínate que te entran, pongamos el caso, 100.000 euros, y tú los cobras en el Sentinel, pues yo mandaré de tu wallet a mi wallet ese dinero porque tú ya los has cobrado. Esa sería la forma de actuar».
A finales de mayo, apenas unas semanas antes de las elecciones en las que el recientemente fundado partido de Alvise cosecharía tres eurodiputados, el en ese momento solo influencer publicó un post en su canal de Telegram, donde cuenta con más de 700.000 seguidores: «Ante las limitaciones bancarias, las ardillas se organizan en el mundo crypto. Ayúdalas aquí».
El texto, que iba acompañado de una ardilla introduciendo una papeleta de Se Acabó La Fiesta en una urna, aportaba diversas direcciones de monederos virtuales en los que sus seguidores podrían hacer las donaciones. Unas wallets, como se conocen técnicamente, que Romillo creó y administró específicamente para canalizar el dinero para él. «El cas es irrastreable, sí. Confío en ti como custodio», le dijo Alvise.