La embajada de España en Mauritania lleva desde el 19 de junio sin jefe de visados. Se trata de un puesto clave en la gestión de la inmigración que llega a España desde el país. Durante la crisis migratoria de este pasado verano, la plaza ha estado vacante.

Según ha sabido El Independiente de fuentes directas, el Ministerio de Exteriores no ha cubierto el cargo, ni con una comisión de servicios, en los últimos tres meses y medio. El 19 de junio fue cesado el anterior responsable, un día después de empezar a disfrutar de sus vacaciones.

El jefe de visados es un puesto clave en materia de inmigración. Es la persona responsable de verificar y comprobar toda la documentación de quienes solicitan un permiso temporal para entrar en España. Es el responsable de identificar si los papeles de una persona son oficiales, si corresponden a ese individuo, si ha viajado a nuestro país con anterioridad, qué hizo en ese tiempo, comprobar que su próximo destino es real… Su trabajo es fundamental, por ejemplo, en materia de seguridad en caso de que algún terrorista quisiese llegar a la península. Más en un país como Mauritania.

El encargado de los visados, una vez hecho el trabajo de comprobación y coordinación, propone a las personas a las que se le va a conceder el permiso. Es el cónsul quien da el visto bueno, aunque por norma general aprueba lo que el funcionario le pone sobre la mesa. España concede unos 20.000 visados al año en Mauritania. Para entender la dimensión, Francia da 1.000 y Alemania 500, según las fuentes consultadas.

En total, en 2023 llegaron 56.852 personas migrantes de manera irregular a España, de las que 39.910 lo hicieron a Canarias. Este año, a finales de agosto, habían arribado cerca de 34.000, de las que más de 23.000 lo han hecho al archipiélago.

Las mafias

Antes de llegar a la embajada, los visados pasan por las manos de las mafias. Hay tres niveles. El primero pasa por quienes convencen a los locales y a los migrantes de otros países que se encuentran en Mauritania de que les pueden conseguir un visado para España, a cambio de una importante suma de dinero o de una deuda que asumirá la familia.

Una vez han pagado, confeccionan documentación falsa que entregan a la empresa BLS. Exteriores tiene depositado en esta compañía la recepción y tramitación de las solicitudes de visado en muchos de los países donde tiene embajadas. Muchos solicitantes se han quejado a la legación española en Mauritania acusando a BLS de ser una mafia más para conseguir visados, según la documentación en poder de este periódico. La tercera pata está en las citas que la propia empresa emite para poder llevar la documentación. Estas se agotan enseguida y en la capital, Nuakchot, existe un mercado negro en torno a su reventa. Cuando el jefe de visados rechaza los papeles falsificados, es cuando terminan montándose en los cayucos que llegan a Canarias.

Según ha podido saber este periódico, la situación en la embajada es de «colapso». Las labores del jefe de visados las están desempeñando trabajadores locales, afirman las fuentes conocedoras. Este periódico preguntó el pasado jueves al ministerio que dirige José Manuel Albares sobre por qué no se ha cubierto la plaza en más de tres meses y cuándo se tiene previsto hacerlo. Al no tener respuesta, volvió a preguntar el viernes. El departamento ha respondido que le llevaría «una semana por lo menos» hacer la consulta a la embajada o a su base de datos interna.

Mauritania, clave en inmigración

Mauritania es un país clave para controlar la inmigración irregular que llega a España. Al país llegan personas de distintos puntos de África con el sueño de llegar a Europa. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se desplazó hasta la capital en su última gira por países del entorno con motivo de la crisis migratoria que satura a las Islas Canarias este año.

Allí hizo una defensa cerrada de la migración al asegurar que no es un problema, sino «una necesidad que implica ciertos problemas» y considerar que es «fundamental» para la economía española ya que supone «riqueza, desarrollo y prosperidad». Sánchez ofreció potenciar la «migranción circular» con 250.000 puestos de trabajo para mauritanos que, una vez formados en España, volverían a su país natal.

Mauritania también es clave en materia de seguridad. El ministro del Interior ha viajado en varias ocasiones en el último año para reunirse con sus homólogos. En marzo de este año se refierió al país como un «socio estratégico prioritario» en materia migratoria.

España mantiene una estrecha cooperación policial con Mauritania, con cerca de medio centenar de efectivos de Policía Nacional y Guardia Civil desplegados en el país, que trabajan con las fuerzas policiales locales en el patrullaje marítimo aéreo y terrestre y en la investigación y desarticulación de mafias de tráfico y trata de personas. Este dispositivo incluye el despliegue de dos embarcaciones, un helicóptero y 14 vehículos todo terreno, además de un avión de vigilancia y un buque oceánico en determinados periodos.

La Guardia Civil participa, además, en el programa europeo de cooperación GARSI-Sahel, junto Fuerzas de Seguridad de Francia, Italia y Portugal. Las fases I y II, desarrolladas entre 2017 y 2023, facilitaron la creación de dos unidades mauritanas de Gendarmería Nacional, de 140 efectivos cada una. En la actualidad se está impulsando la fase III, que persigue la creación de una tercera unidad en la frontera entre Mauritania, Senegal y Malí, y que contará con un componente fluvial.

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