Rebajada la tensión electoral por la falta, en principio, de comicios a corto plazo, el sondeo de GESOP para los diarios del grupo Prensa Ibérica , registra el desgaste que Pedro Sánchez y su Gobierno siguen sufriendo entre sus votantes como consecuencia de su precaria mayoría en el Congreso que le hace dependiente tanto de Sumar como de una amalgama de partidos entre los que destacan Junts, Esquerra y el PNV. A esta dinámica desde julio del 2023, se ha sumado ahora el acuerdo con ERC para la financiación singular de Cataluña para convertir a Salvador Illa en el primer presidente constitucionalista después de una década de gobiernos independentistas. A ello hay que sumar la situación de bloqueo legislativo en el Congreso donde Junts no ha tenido suficiente con la ley de amnistía para garantizar la estabilidad parlamentaria y presupuestaria del Gobierno.
No es fácil saber al cien por cien qué elementos de la acción gubernamental erosionan más la imagen del presidente y de su partido, pero la investigación judicial sobre las actividades profesionales de su esposa aparece en la encuesta como uno de los elementos de desgaste así como la enrevesada gestión migratoria.
De acuerdo con el sondeo, si se celebraran ahora elecciones, Alberto Núñez Feijóo ganaría otra vez las elecciones y podría ser presidente, esta vez sí, porque con el apoyo de Vox superaría los 180 escaños. Es un panorama confortable para el líder del PP puesto que no se prevé una mayoría alternativa. Tal vez sea esa posibilidad más accesible la que le esté llevando ahora a alejarse del tono bronco de Ayuso y a cambiar de temática, acercándose a los problemas de las clases medias.
El ascenso de los populares y la caída de las expectativas de los socialistas harían inviable la permanencia del PSOE en el Gobierno, ni siquiera en coalición con otros grupos. Es cierto que Sánchez está demostrando, hasta ahora, una capacidad de supervivencia política sorprendente, debido seguramente a esa capacidad de resistencia de la que él hace gala, pero también a que todavía es capaz de movilizar al electorado de izquierdas frente a la hipérbole que utiliza la derecha para atacarlo.
En ocasiones, parecería incluso que son el PP y Vox los que acaban despertando a cierto votante socialista, crítico muchas veces con el presidente. Solo el próximo congreso del PSOE aparece en el horizonte como una oportunidad para revitalizar al partido y a los electores. Pero la suerte no dura para siempre.
Ahora mismo, el líder socialista se encuentra en una situación delicada porque no tiene garantizada la aprobación de los presupuestos para 2025. Ya prorrogó el pasado año los de 2023, así que podría encadenar dos años sin renovarlos. Él insiste en que ese hecho no le impide seguir gobernando, pero la imagen de un presidente en manos de ERC y Junts, sobre todo, de Puigdemont, a los que hace concesiones que muchos consideran intolerables, es un factor de desgaste del que le será complicado salir victorioso. Sánchez lo sabe. Como sabe también que, aunque el CIS de Tezanos diga otra cosa, los sondeos no le acompañan como para lanzarse a un adelanto electoral, porque lo más probable en este momento es que perdiera. Así las cosas, o hay presupuestos o habrá un agónico final de legislatura. Dure lo que dure.
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