La actividad en la ruta atlántica ha sido frenética en el último mes. Más de 5.000 personas han arribado a Canarias en septiembre y en lo que va de año ya se han superado las 30.000 llegadas. Los equipos de Salvamento Marítimo están exhaustos, soportando jornadas maratonianas en las que nada más desembarcar en el puerto a un grupo de migrantes reciben el aviso de que tienen que volver a zarpar porque se ha localizado una nueva embarcación en apuros. Al desgaste físico se añade el impacto psicológico que produce socorrer a personas vulnerables en alta mar o la intervención en trágicos accidentes como el que se produjo la madrugada del sábado. La tripulación de la guardamar Concepción Arenal pudo poner a salvo a 27 personas después de que su cayuco volcara nada más ver el buque de rescate, a apenas seis kilómetros de la costa de El Hierro. Pasaron más de dos horas navegando en círculos para intentar localizar al resto de ocupantes de la barquilla. Recuperaron nueve cuerpos sin vida y otras 54 personas continúan desaparecidas.
La semana pasada, la tripulación de la salvamar Al Nair, con base en Lanzarote, pasó más de 40 horas de rescate sin descanso. Ante esta sobrecarga de trabajo, Salvamento Marítimo anunció el martes que iba a reforzar la plantilla con seis trabajadores (uno en cada turno) en tres salvamares distintas: en La Palma, Tenerife y Gran Canaria. Según la empresa pública, esta medida «permitirá una rotación de unidades para evitar la sobrecarga en las embarcaciones en las zonas con mayor actividad». Si bien a El Hierro, la isla que recibe más migrantes y donde los trabajadores están más fatigados, no envían relevos.
Inspección de Trabajo
El secretario de organización del sector del mar y puertos de la Confederación General de Trabajadores (CGT), sindicato mayoritario en la flota de Salvamento Marítimo (Sasemar), Ismael Furió, considera esta decisión solo busca contentar a la Inspección de Trabajo, que hace unos meses advirtió de que el personal no podía trabajar más de doce horas seguidas. Lo que han hecho desde el Ministerio de Transportes, del que depende Salvamento Marítimo, es rotar al personal entre las islas para evitar sobrepasar el número máximo de horas de trabajo. «A los que están en El Hierro, cuando tienen sobrecarga los envían a La Gomera, pero ellos trabajando allí, porque la isla no puede quedar desprotegida. Si hay una emergencia tienen que acudir», explica Furió.
Desde el sindicato también hacen hincapié en que quien planteó esa solución para aliviar a la plantilla «ni es marino ni ha salido nunca de la oficina». Otra «trampa» que hacen para falsear los horarios es considerar que al atracar unos minutos para repostar «se pone el contador a cero» y es como si estuvieran empezando una nueva jornada. Además, Furió señala que la plantilla que mandan a «descansar» a una isla que no es su base pasa esos días lejos de su familia y durmiendo en un hostal.
Sin relevo
Furió sostiene que hay cinco salvamares inactivas en diferentes puertos de la Península, que son antiguas, pero se podrían destinar a Canarias para reforzar las labores de rescate y aliviar la presión sobre la plantilla desplegada en las Islas. Además, señala que el Ministerio de Hacienda autorizó 50 plazas para Salvamento Marítimo, de las que quedan libres 26. Las 24 que ya se han cubierto, lamenta, se han destinado a puestos de oficina, en lugar de hacer equipos de relevo para las tripulaciones de rescate. En los últimos días, detalla, se han creado dos nuevas jefaturas «que nadie sabe bien cuál es su función»: Estrategia y planificación y Emisiones contaminantes de los buques de salvamento y de parques eólicos marinos. «Salvamento Marítimo no gestiona ningún parque eólico y las emisiones de los barcos son las que son», concluye Furió.
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